l Gobierno kosovar de Albin Kutri cayó la semana pasada, tras solo siete semanas de vida, al triunfar la moción de censura presentada por la oposición y algunos diputados de la Liga Democrática, socio parlamentario del partido gubernamental Vetvendosje (Autodeterminación).
Oficialmente, la moción de censura fue presentada a causa de las medidas adoptadas por Kurti para combatir la epidemia de coronavirus. En realidad, el derribo de Kurti se debe a que los EEUU patrocinan una política de aproximación entre Pristina y Belgrado antagónica a la línea dura que seguía en este tema el derrocado Gabinete. Últimamente, Kosovo había impuesto aranceles del 100% sobre las mercancías importadas de Serbia.
Kurti perdió el poder también por su enemistad personal con el presidente Hashim Thaçi, un antagonismo que se remonta a finales de los años 90, cuando ambos luchaban al frente de la guerrilla albanokosovar que se había alzado contra Belgrado.
La enemistad había culminado con la sustitución de Thaçi al frente del Gobierno por Kurti. Este declaró la lucha contra la corrupción (que había campado a sus anchas durante el mandato de Thaçi) y la Justicia kosovar estaba a punto de enjuiciar al actual presidente por varios delitos de corrupción y abuso de poder. Y con Thaçi habrían sido muchos los políticos de la República que habrían tenido que comparecer ante los tribunales.
Hasta aquí, la crisis gubernamental kosovar es esencialmente balcánica. Pero el episodio tiene también una faceta euroatlántica. Y es que mientras la Unión Europea apostaba por Kurti y su política -sobre todo, su campaña anticorrupción- Washington sostenía a Thaçi. El encargado especial de la Casa Blanca para la región -Richard Grenell, quien es también embajador en Alemania- está convencido de que el único camino para la erradicación de la tensión serbo-kosovar es una política de aproximación de los dos países por la vía comercial. Y también las tensiones políticas internas sólo se pueden aplacar -en creencia de Grenell- con "olvidos históricos" y un alto sentido pragmático.
Pese al catastrófico estado del sistema sanitario kosovar, Kurti habría superado con creces la moción de censura, ya que la corrupción durante los años de Gobierno Thaçi tiene escandalizada a la opinión pública. Además, las simpatías comunitarias por la línea política de Kurti las entiende la población como económicamente más prometedoras que el patrocinio estadounidense.
Pero Kosovo logró la independencia gracias a la intervención militar de los EEUU -eso sí, dentro del marco de la OTAN- durante la guerra de independencia y la insinuación del hijo del presidente Trump de que el Pentágono desmantelaría la base militar que tiene en Kosovo, Camp Bondsteel, si Kurti seguía al frente del Gabinete fue decisiva para que la Liga Democrática rompiera su alianza gubernamental con Vetvendosje. Todo el mundo está convencido en Kosovo de que el país sólo puede sobrevivir bajo la tutela militar estadounidense.