Ginebra/Santiago de chile - La alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, anunció ayer jueves el envío de una misión de verificación a Chile para investigar las posibles violaciones a las libertades fundamentales durante las recientes protestas en ese país. “Tras monitorear la crisis desde el comienzo, he decidido enviar una misión de verificación para examinar las denuncias de violaciones a los derechos humanos en Chile”, destacó la expresidenta chilena en su cuenta oficial de Twitter. “Parlamentarios y el Gobierno han expresado su interés en recibir una misión” de la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, añadió la alta comisionada, quien el lunes pidió diálogo entre el Gobierno de Chile y la sociedad civil para “calmar la situación”.
El Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile (INDH) indicó que de los 18 fallecidos hasta la fecha en el contexto de las protestas, al menos cinco murieron presuntamente a manos de agentes del Estado En el curso de las protestas, originadas a raíz del alza del precio del metro de Santiago y en las que hubo incidentes violentos con barricadas, incendios y saqueos, ha habido más de 360 heridos y unos 6.000 detenidos, según la Fiscalía nacional.
Bachelet pidió el lunes al Gobierno chileno que “trabaje con todos los sectores de la sociedad hacia soluciones que contribuyan a calmar la situación e intentar abordar los agravios de la población en interés de la nación”. También urgió a todas las partes a “evitar la polarización de palabra o de hechos” y dijo sentirse “preocupada y triste de ver la violencia, la destrucción, los muertos y los lesionados en Chile en los últimos cinco días”.
Miles de personas volvieron a reunirse ayer en la Plaza Italia, en el centro de Santiago DE Chile, para mostrar de nuevo su rechazo al Gobierno del presidente, Sebastián Piñera, por séptimo día consecutivo en medio de un estallido social que ya ha dejado 18 muertos en las protestas. La gente comenzó a llegar a la zona, que ha sido el punto de mayor confluencia de manifestantes en todo el país, de forma independiente a lo largo de la mañana y con el paso de las horas la multitud se fue incrementando en un ambiente festivo y con escasa presencia de fuerzas del orden.
Ni militares, que están desplegados en muchas ciudades del país que se encuentran bajo estado de emergencia, ni Carabineros, eran visibles.
Los manifestantes llegaron con sus cacerolas para hacerlas sonar, una acción de descontento social que se ha repetido desde el viernes en todo Chile, sobre todo cuando comienzan a regir los diversos toques de queda nocturnos que en los últimos cinco días han limitado las libertades de movilidad personal de los ciudadanos. Además de las personas que de forma unilateral llegaron hasta la céntrica plaza capitalina, numerosas agrupaciones sindicales y sociales se unieron a la segunda jornada de huelga general convocada por la Central Unitaria de Trabajadores. Los manifestantes portaron carteles pidiendo la renuncia del presidente y mostrando su contrariedad con las medidas que Piñera presentó para mitigar el clamor popular que ha tomado las ciudades del país austral como aumento del salario mínimo, mejora de las pensiones o rebaja del precio de la luz.
“Chile despertó” es el grito que representa estos días el estallido popular ocurrido a consecuencia del alza en el precio del pasaje del metro de Santiago, que ya fue suspendida, pero que fue la gota que colmó el vaso de la paciencia ciudadana ante las desigualdades. Tanto la bandera de Chile como la mapuche ondeaban por docenas de un lado al otro de la plaza mientras en una parte más vacía unos jóvenes jugaban al fútbol de forma distendida en mitad de la calzada. Un ambiente festivo de reivindicación que se repite por segundo día después de que este miércoles unas 100.000 personas se agolparan en el lugar en una masiva protesta mayoritariamente pacífica en la primera jornada de paro.
Orquestas callejeras amenizaron la protestas con músicas y la gente se reunían en grupos para bailar y saltar mientras lanzaban gritos en contra del mandatario y algunos ministros del Ejecutivo. - Efe