Tel Aviv - Con el 90 % de los votos escrutados en Israel, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, afronta un panorama muy complejo, tras el aparente triunfo de su rival, Benny Gantz, que intentaría excluirlo de un casi inevitable Gobierno de unidad. Los 31 escaños del partido derechista Likud de Netanyahu, cuatro menos que los obtenidos en abril, lo posicionan segundo detrás de Azul y Blanco, que lograría 32, aunque la diferencia entre ambos es de tan solo 25.000 votos, con alrededor de 300.000 más por contabilizar.

Aunque las cifras no sean aún definitivas, lo que ya está claro tras los comicios es que ninguno de los dos principales partidos podrá formar la coalición que pretendía. De mantenerse las cifras actuales, ni el bloque de derechas con los ultraortodoxos al que apuntaba Netanyahu, ni el de partidos de centro y de izquierda que buscaba Gantz, alcanzarían el mínimo necesario de 61 escaños para formar un Gobierno de coalición. A estas alturas, en caso de no haber sorpresas, lo que resta saber sería cómo se formará el Gobierno de unidad, por el que la mayoría pugna, que integrará ambos partidos, aunque aún no se descarta la posibilidad de que el país se encamine a nuevas elecciones.

Es posible que se incorpore el ultraderechista y laico Israel Nuestro Hogar, liderado por Avigdor Lieberman, que con sus nueve asientos provisionales se convierte en un partido clave y ya ha enfatizado que exigirá un Gobierno de unidad que incluya a Likud y a Azul y Blanco. Gantz, por su parte, ha expresado también su voluntad de formar un Gobierno de unidad, aunque su propósito de que Netanyahu no forme parte de tal Ejecutivo podría ser un obstáculo, en un contexto en el que el Likud se niega a “traicionar” a su líder. La exigencia de Gantz está basada, según él, en los cargos de corrupción a los que se enfrenta el actual mandatario, cuya acusación resta ser formalizada, en una vista con el fiscal general del Estado prevista para el próximo 3 de octubre. Por otra parte, se cree que Netanyahu hará todo lo posible para mantenerse en el poder e intentar promover una ley de inmunidad para protegerse ante tal acusación. Esta misma tarde, el llamado Bibi ya empezó a mover los hilos y ante el complejo escenario que se le presenta anunció la configuración de un bloque de negociación común con el derechista Yamina y los partidos ultraortodoxos, distanciándose de la idea de un Gobierno de unidad. - Efe