Pekín/Hong Kong/Washington - Mientras las protestas en Hong Kong caminan hacia la duodécima semana consecutiva, Pekín intenta imponer su narrativa de que tras ellas existe “una mano que mueve los hilos”: una mano -dicen- que pertenece a “algunas fuerzas de EEUU”.

Además de la agresiva campaña de las redes sociales, con tintes en ocasiones rayanos en la caza de brujas contra cualquiera que ose defender o simpatizar con la oposición hongkonesa, la ofensiva del Gobierno de China ha entrado una nueva fase de mucho más alcance. Esta semana, la portavoz jefe del Ministerio de Asuntos Exteriores, Hua Chunying, ha enviado una serie de cartas a los directivos de algunos grandes medios de comunicación internacionales con presencia en China en las que se señala directamente a Washington. En ellas, se solicita también que se preste atención a lo publicado sobre las protestas en Hong Kong ante la percepción oficial china de informaciones sesgadas, y se advierte: “Lo peor de todo es que hay muchas pruebas que muestran que algunas fuerzas de EEUU han estado directamente involucradas en planificar, organizar e incitar las manifestaciones violentas en Hong Kong”.

La cancillería remitió además a esos medios un dossier en el que se aportaban las citadas pruebas de apoyo a su tesis. El documento facilitado por Exteriores alude a una noticia de la BBC sobre una reunión legal de activistas que tuvo lugar en Oslo en 2014 en la que varios de ellos compartían sus estrategias de lucha. Asimismo, cita como otra de las pruebas de la intervención extranjera una noticia del diario estatal China Daily en la que se hace referencia, como fuente, a un medio estadounidense de dudosa fiabilidad. También se invocan noticias del combativo y nacionalista Global Times y de la televisión estatal CGTN.

En ninguna de estas informaciones se mencionan las demandas de los manifestantes: la retirada completa de una polémica ley de extradición, la amnistía para los arrestados en las protestas, la retirada del término “revueltas” para la manifestación del 12 de junio, una investigación independiente sobre la actuación policial a la hora de dispersarlas y el establecimiento del sufragio universal.

La prueba definitiva de la intervención extranjera, para el Gobierno chino, serían las fotografías que muestran a una empleada consular estadounidense reunida con líderes opositores hongkoneses.

Sin embargo, la tesis de Pekín choca de manera frontal con la información de la que dispone la propia Policía de Hong Kong. En una sesión informativa convocada por la Policía de Hong Kong con medios internacionales celebrada a mediados de agosto, el cuerpo negó tajantemente tener constancia de prueba alguna que respaldara las acusaciones de que gobiernos o entidades extranjeras hubieran financiado u organizado las protestas.

Por su parte, en Washington también rechazan la narrativa del Ejecutivo chino. “Negamos de manera categórica la acusación de que haya fuerzas extranjeras tras las protestas”, indicaron a Efe desde el Departamento de Estado de EEUU. “Como dijo el secretario (de Estado de EEUU, Mike) Pompeo, es una acusación ridícula”, agregó la fuente.

Mientras tanto, sobre el terreno, la oposición hongkonesa asegura que la falta de autocrítica del Gobierno chino y la acusación recurrente a intervención extranjera no es más que un disco rayado. “Es el mismo cuento de siempre. Pekín siempre va a decir que hay intervención extranjera”, dijo Wong Yik-mo, uno de los líderes del Frente Civil de Derechos Humanos, organización convocante de las manifestaciones que han reunido a millones de personas desde junio en Hong Kong y que, según el Gobierno chino, ha recibido fondos estadounidenses a través de la Fundación Nacional para la Democracia. - Efe