Kabul - El optimismo en Afganistán ante la posibilidad de poner fin de manera pacífica a 17 años de conflicto se encuentra en uno de sus puntos más altos desde el anuncio hecho por Estados Unidos y los talibanes, tras seis días de negociaciones en Catar, de “avances significativos en temas vitales”. Los talibanes, que se han negado a conversar directamente con Kabul, calificando al Ejecutivo afgano de simple “marioneta” de Washington, han negociado con la delegación estadounidense la posible retirada de las tropas extranjeras del territorio afgano, un punto clave para que los insurgentes avancen en las negociaciones.

Tras la cuarta ronda de reuniones entre los insurgentes y EEUU en Doha que concluyó el pasado sábado, el portavoz talibán Zabihullah Mujahid informó, sin entrar en detalles, que sus conversaciones “giraron en torno” a la retirada de las tropas extranjeras y que además “hubo progreso en otros asuntos vitales”. Si bien las dos partes no han compartido detalles de las conversaciones, la agenda de trabajo podría incluir temas fundamentales como el plazo para la retirada de las tropas extranjeras y otros “asuntos vitales”.

“EEUU y los talibanes están de acuerdo en la retirada programada de las tropas extranjeras, también están más cerca que nunca de acordar otros aspectos como el intercambio de prisioneros, retirar a los líderes talibanes de la lista negra (de terrorismo) y su reconocimiento político”, dijo a Efe el analista Nazar Muhammad Mutmaeen, conocido por tener acceso a altos rangos insurgentes. El experto sostiene que tras esta última ronda de negociaciones las partes “estaban a punto de anunciar una declaración conjunta sobre los resultados de las conversaciones en Doha”, pero finalmente no se materializó tras la insistencia de Estados Unidos de incluir una delegación del Gobierno afgano en la próxima reunión. “Los talibanes se negaron y por esa razón la delegación estadounidense prefirió compartir primero los detalles de las conversaciones con el Gobierno, ya que (no hacerlo) podría haber provocado una reacción entre los líderes afganos”, dijo.

En 17 años de guerra, “esta es la primera vez que Estados Unidos y los talibanes se muestran tan serios en las conversaciones para tratar de poner fin a la guerra a través del diálogo”, subrayó Mutmaeen, que pronostica que el próximo encuentro podría ser clave para avanzar en asuntos como el alto el fuego.

El analista Muhammad Natiqi coincide en que “las conversaciones de paz han llegado a una etapa crítica e importante ya que, finalmente, después de 17 años de lucha, los talibanes se han dado cuenta de que la guerra solo puede terminar por medios políticos”. Natiqi, que formó parte de la delegación afgana en las primeras conversaciones de paz con los talibanes celebradas en Pakistán en 2015, dice que al aceptar retirar sus tropas, EEUU está cumpliendo la principal demanda de los insurgentes. “Ahora los talibanes ya no tienen más excusas para continuar la guerra, después de que Estados Unidos mostrase que están dispuestos a retirarse”, señaló.

Sin embargo Natiqi advierte de que una retirada apresurada, antes de que un proceso de paz “intra-afgano” dé resultado, podría conducir a otra tragedia, ya que “los afganos no aceptarían un restablecimiento de un emirato talibán”. “Si los talibanes lo intentan, creo que sería una tragedia”, advirtió el analista.

La retirada de las tropas norteamericanas “debe estar precedida de un acuerdo sobre la paz entre los talibanes y el Gobierno afgano en el que se aborden las preocupaciones de la nación”, dijo Natiqi, que compara un eventual fracaso de las conversaciones con la apresurada retirada del Ejército soviético de Afganistán en 1989, que empujó al país a la cruenta guerra civil en la que quedó atrapado.

Algunos analistas, sin embargo, no son tan optimistas, y ven improbable el fin de conflicto afgano incluso con la firma de un acuerdo de paz. “Los talibanes no se unirán en su totalidad al proceso de paz, solo participarán en las conversaciones los que están bajo la influencia de Estados Unidos, incluidos los detenidos durante años en Gitmo (Base Naval de la Bahía de Guantánamo), y los que están bajo la influencia de Pakistán”, aseguró el general retirado y analista Abdul Wahid Taqat. Por otro lado, los insurgentes que no estén bajo influencia extranjera “continuarán luchando bajo nuevas siglas como el Estado Islámico (EI) y Al-Qaeda, por lo tanto, no estoy seguro de que las tropas extranjeras abandonen el país incluso después de un proceso de reconciliación”, concluyó.