Kinshasa - Celestin Kakomin sigue desde su quiosco de periódicos en Kinshasa los acontecimientos históricos en la República Democrática del Congo (RDC). Las portadas posteriores a los comicios del domingo reflejan incertidumbre, pero como muchos congoleños espera que las venideras hablen de cambio. “Yo solo quiero que (Joseph) Kabila se vaya, nos ha sumido a todos en la miseria”, dice este vendedor, rodeado de portadas que el lunes pedían cambio al tiempo que mostraban dudas sobre la legitimidad de estos comicios.
“¿Pero qué es esto?, ¿hacía dónde vamos?”, se preguntaba el diario Aujourd’hui Le Congo, mientras que L’eveil se unía al campo de las especulaciones con un seco interrogativo: “¿Quién?”. Otras portadas más críticas denunciaban “grandes disfunciones y problemas técnicos en las elecciones del 30 de diciembre”, según narraba Le Potenciel, e incluso calificaban estas elecciones de “engaño”, como el diario Elima News. Tras unas tumultuosas elecciones, retrasadas desde finales de 2016 cuando el presidente Kabila concluyó su segundo y, según la Constitución, último mandato, la vida regresa poco a poco a la normalidad en las calles de Kinshasa.
En cada esquina se oye hablar de números: al candidato opositor Martin Fayulu le corresponde el 4; el 13 identifica al oficialista Emmanuel Ramazani Shadary, y el 20, al también opositor Félix Tshisekedi. Entre los ciudadanos de a pie, sobre todo, se escucha el número de Fayulu, candidato favorito a ganar estos comicios con un 44% de los votos, según un último sondeo preelectoral. Frente al quiosco de Kakomin, un vendedor de saldo de teléfono móvil saluda mostrando cuatro dedos, y un grupo de gente -que se congrega al ver una cámara de vídeo- comienza a gritar: “El número 4, el número 4, el número 4”.
“He llamado a mucha gente de otras provincias y es el número 4 a quien han votado en todos los lados”, le dice un congoleño a un amigo, que poco después matiza: “si es Shadary el nombre que anuncian...”, y no se atreve a acabar la frase.
En otra esquina de la ciudad, no muy lejos del quiosco de Kakomin, Londa, un limpiabotas, se lamenta con desidia: “Hemos votado, pero no va a poder ser”. Todos se expresan con ambigüedad, con la precisión justa para dar a entender que el punto de inflexión será la proclamación de resultados provisionales, prevista para el 6 de enero. “Espero que salga el candidato favorito -dicen- porque sino...”, y la frase nunca termina.
No obstante, el presidente de la ONG Asociación Congoleña de Acceso a la Justicia (ACAJ), George Katianga, vaticina que si el proceso electoral continúa como hasta ahora es muy probable que la victoria anunciada sea la del oficialista Shadary. “Y si eso pasa, la oposición y la sociedad civil van a convocar protestas, y eso en este país nunca ha acabado bien”, dice Katianga desde la sede de esta organización en Kinshasa.