Madrid - El director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley, ha pedido nuevamente el fin del conflicto en Yemen ante el recrudecimiento de los combates en Hodeida y otros puntos del país, al tiempo que alertaba del impacto de la devaluación del rial sobre la vida de la población. “El conflicto, las dificultades económicas generalizadas y las devaluaciones monetarias están afectando a millones de yemeníes inocentes y la población se está manifestando contra el aumento de los precios”, destacó. Así, manifestó que su “principal preocupación” es la población del país, por lo que pidió a las partes en conflicto que “apoyen los esfuerzos para consolidar la paz”.

“Sólo el cese inmediato de las hostilidades facilitará a la comunidad humanitaria el acceso continuado que necesita para proporcionar los alimentos y otra asistencia vital necesaria para salvar vidas yemeníes”, sostuvo.

Beasley denunció además los ataques contra trabajadores e instalaciones humanitarias y condenó “todo intento de utilizar la ayuda humanitaria y las instalaciones como instrumentos de guerra”. “Los almacenes, los camiones, los silos y, lo que es más importante, nuestro personal, son neutrales y deben mantenerse al margen del conflicto y de cualquier persona involucrada en él”, argumentó.

En este sentido, afirmó que el país hace frente a “la mayor crisis de hambre en el mundo”, con 18 millones de personas -casi dos tercios de la población- sin saber cuándo podrán volver a comer. “La asistencia de PAM ha sido fundamental para impedir que el país se sumiera en una hambruna total, pero, ante los crecientes obstáculos y riesgos, estamos llegando al límite”, alertó.

Por ello, Beasley anunció una ampliación de la ayuda para llegar a ocho millones de yemeníes cada mes, si bien dijo que “si el conflicto continúa intensificándose y las condiciones económicas se deterioran aún más, es muy probable que el número de yemeníes que padecen inseguridad alimentaria grave alcance los 12 millones”. “Todos ellos necesitarían asistencia alimentaria diaria para sobrevivir”, añadió.

“una hambruna devastadora” “Las restricciones de acceso, la creciente inseguridad y el progresivo deterioro de las infraestructuras del país limitarán gravemente nuestra capacidad para prestar asistencia a semejante número de personas”, destacó, antes de indicar que “la escasez de fondos se está convirtiendo en un gran desafío para la comunidad internacional”.

“A los organismos de asistencia en Yemen no les queda mucho tiempo para impedir que el país caiga en una hambruna devastadora. El salvavidas que lanzamos a las víctimas inocentes de este conflicto no puede presentar fisuras”, explicó.

En esta misma línea, puntualizó que “se necesitan urgentemente nuevos puntos de entrada que permitan las importaciones de alimentos con fines comerciales y humanitarios si queremos hacer frente a la creciente crisis de hambre en todo el país”. “Emplazo a todas las partes involucradas en el conflicto a cumplir con su obligación de proteger a la población e infraestructura civiles, y a tomar medidas hacia el respeto del Derecho Humanitario, poniendo fin al conflicto y devolviendo la paz que Yemen tanto necesita”, remarcó.- E.P.