Las tradicionales alfombras persas, los sabrosos pistachos y el exclusivo caviar son artículos que definen a Irán y para los que el mercado estadounidense vuelve a ser inaccesible debido a las actuales sanciones.

En enero de 2016, con la entrada en vigor del acuerdo nuclear con Irán, el Departamento del Tesoro estadounidense permitió las importaciones de alfombras y productos alimenticios iraníes que estaban prohibidas desde 2010, pero a partir del pasado 7 de agosto quedaron incluidos de nuevo en la lista negra.

El poco tiempo de luz verde supuso, no obstante, un considerable aumento de las exportaciones de alfombras a EEUU, pero no tanto de caviar y pistachos, por lo que estas sanciones no golpean a todos por igual.

Según datos oficiales, el año pasado (entre marzo de 2017 y marzo de 2018) Irán exportó alfombras por valor de 424 millones de dólares, un 18% más que en el periodo anterior, de los que se calcula que 126 millones corresponden a las ventas en EE UU.

“Hemos perdido uno de nuestros mejores mercados”, reconoció apesadumbrado sobre la revocación de los permisos Ami Abás Mohamadí, propietario de la galería de alfombras Asil, en el Gran Bazar de Teherán. Sentado en uno de sus valiosos tejidos, Mohamadí explicó que las sanciones también han creado un “efecto psicológico” en otros importadores, como Kuwait, Japón y Austria, que han reducido en las últimas semanas sus compras.

“Temen verse afectados por las sanciones estadounidenses y actúan con precaución. No nos compran por miedo a las multas de EEUU, otra justificación no puede tener (la bajada de exportaciones), ya que ahora las alfombras están muy baratas”, aseguró.

La fuerte devaluación del rial iraní, que ha perdido casi un tercio de su valor respecto al dólar desde abril, ha fomentado que alfombras de seda que antes costaban el equivalente a 20.000 dólares, se vendan ahora a la mitad. Ante este varapalo, el Centro Nacional de Alfombras anunció recientemente que va a presentar una demanda ante los tribunales internacionales contra EEUU.