JERUSALÉN. "He empezado el camino y no retrocederé solo porque me liberaron. Me arrestaron porque querían parar mi lucha popular, pero, como dije, seguiré adelante", reivindica en declaraciones a Efe superando el cansancio de frenéticas jornadas desde que el domingo quedara en libertad al salir de una cárcel israelí.

Aunque en la calle palestina -donde reclaman que hay muchas "Tamimis" - Ahed no tiene el espacio privilegiado que se le ha dado en la esfera internacional, el respaldo que está sintiendo lo asume como una función.

"Yo no elegí ser un icono, pero la comunidad internacional lo ha hecho, espero poder tomar esta responsabilidad y poder transmitir la causa palestina a todo el mundo", declara en su casa de Nabi Saleh, en Cisjordania ocupada, donde ocurrió el incidente que, grabado en vídeo, le hizo popular y días más tarde motivó su arresto.

En las imágenes, grabadas el 15 de diciembre, durante unos disturbios en los que uno de sus primos, de 14 años, recibió un disparo de bala de goma en el rostro, Ahed se enfrenta a soldados israelíes, a quienes empuja y abofetea en el patio de su casa, junto a su madre Nariman y a su prima Nour.

Las tres fueron detenidas días después. Nour quedó en libertad con fianza y Ahed y su madre afrontaron un juicio militar.

"Estuve muy preocupada, temía que me cayera una pena muy alta. Además, no es fácil ir a la corte, salíamos a las 02.30 de la mañana, íbamos a la prisión de Ramle, hasta llegar a Ofer, donde el juicio era sobre el mediodía. Realmente me sentí exhausta", describe.

Su abogada, Gaby Lasky, llegó a un acuerdo con la Fiscalía en marzo, por el que Ahed asumió cuatro de los doce cargos que se le imputaban, entre ellos agresión con agravantes e incitación y fue condenada a ocho meses de prisión, al igual que su madre.

Ya en liberad, se siente feliz: "Puedo respirar la brisa, abrir la puerta de la habitación, como deseo", transmite.

"Espero que todos los prisioneros puedan sentir lo que yo siento, pero mi felicidad no es completa, porque mi hermano (Waed) todavía está dentro, y mi primo, y todos los presos palestinos", sobre todo los menores como ella, destaca, de los que hay 291 encarcelados en prisiones israelíes, según la organización Adameer.

Sus recuerdos de la prisión de Ha Sharon, en el centro de Israel, son duros, "de mucha presión", pese a los esfuerzos de los presos por afrontar el día a día "con bromas, juegos, baile, deportes, canciones", describe.

"Las mujeres prisioneras me apoyaron mucho, me hicieron fuerte, y me gustaría agradecérselo", dice.

A quien más recordaba era a su padre, Basem, que sólo pudo visitarlas en dos ocasiones durante los ochos meses, ya que dejó de obtener permisos para cruzar del territorio palestino de Cisjordania hacia Israel, donde cumplían pena su hija y su mujer.

Aprovechó su estancia para centrarse en el "tawjihi" -examen de acceso a la universidad-, que recientemente aprobó. En este tiempo también ha decidido que quiere estudiar Derecho, como parte de su "lucha".

"Todavía no sé si estudiar en Palestina o en el extranjero, pero quiero ser abogada", insiste.

La adolescente, vista como "peligrosa" y una "provocadora" por Israel, y considerada una "presa política" por su abogada Lasky, cree que la resistencia palestina no puede terminar con su liberación, porque "no lo hará hasta que termine la ocupación israelí".

"Mi mensaje al mundo es que boicotee y demande a Israel como un criminal de guerra", reclama batalladora, asumiendo lo que considera su nueva responsabilidad.