Washington - La Oficina de Washington para Latinoamérica (WOLA) no considera que el favorito para suceder a Raúl Castro al frente de la Presidencia de Cuba, Miguel Díaz-Canel, vaya a suponer un cambio dramático e inmediato en la forma de gobernar el país. “No debemos esperar cambios dramáticos en la escena inmediata”, explicó Marguerite Jiménez, directora de WOLA para Cuba, durante una conferencia telefónica. En esta línea, Jiménez precisó que aunque no es previsible que el nuevo mandatario dé un giro brusco en la dirección del país, sí que tendrá que acometer reformas importantes en materia económica y social durante los próximos años.

“Estos aspectos tendrá que afrontarlos en un contexto de creciente hostilidad con Estados Unidos”, comentó la experta, quien incidió que la mejora de la economía será “un elemento clave” en el próximo Ejecutivo cubano. Tras doce años, Raúl Castro, de 86 años, se despide del sillón presidencial para cumplir su compromiso de limitar los cargos políticos a dos mandatos consecutivos y dar el relevo a una nueva generación de dirigentes con el actual primer vicepresidente del país, Miguel Díaz-Canel.

Sobre los retos que tendrá que afrontar el mandatario entrante, el vicepresidente de Programas de WOLA, Geoff Thale, enfatizó que las relaciones con Estados Unidos pueden ser determinantes a la hora de facilitar o dificultar las reformas. “Desafortunadamente, el actual clima es de hostilidad”, lamentó Thale, quien consideró que esta condición complicará las mejoras socioeconómicas de la isla.

el exilio de miami no se decide Los cubanos de Miami aguardan con esperanza, cautela o un marcado pesimismo el relevo en la presidencia de Cuba, que para algunos es “una oportunidad para el cambio” y para otros “una auténtica farsa”.

El excongresista demócrata Joe García, nacido en Estados Unidos hace 54 años y recién regresado de Cuba, subrayó que hay consenso en que “hay una profunda necesidad de cambio” en la isla y en que ese cambio no debe ser cosmético sino “quirúrgico”. El relevo presidencial “invita” a una “oportunidad de cambio”, que debería ser aprovechada tanto por el Gobierno cubano como por los cubano-estadounidenses, dice García, defensor de la política de apertura a la isla del anterior presidente de EEUU, Barack Obama.

En el otro extremo están las organizaciones del exilio cubano y otras como Cuba Decide que reclaman “elecciones libres” en Cuba y que la comunidad internacional no reconozca al sucesor de Raúl Castro, porque, según proclamaron en una manifestación en Miami, quieren un cambio de sistema, “no un cambio de tirano”. Giancarlo Sopo, uno de los fundadores de CubaOne, una entidad dedicada a conectar a jóvenes de origen cubano con sus raíces mediante viajes a la isla, opina que el relevo presidencial es “principalmente un cambio simbólico”. Sopo, cubano-estadounidense, dice que no hay evidencia que indique que va a haber “cambios prácticos reales”. - Efe