Roma - El papa Francisco presidió ayer la misa del Domingo de Resurrección en la plaza de San Pedro del Vaticano y leyó después su mensaje de Pascua, en el que cargó contra el “exterminio” que se está cometiendo en Siria y pidió la paz para Oriente Medio, especialmente en Tierra Santa. Además, impartió desde la logia central de la basílica de San Pedro la tradicional bendición Urbi et Orbi (A la ciudad y al mundo).
Su discurso, cargado de mensajes en favor de la paz y del diálogo, condenó las “injusticias y violencias”, la “miseria y exclusión”, el “hambre” la “falta trabajo”, el rechazo social hacia “los refugiados”, “las víctimas del narcotráfico, de la trata de personas y de las distintas formas de esclavitud” actuales.
Sobre Siria, cuya “población está extenuada por una guerra que no tiene fin”, Francisco llamó a “todos los responsables políticos y militares, para que se ponga fin inmediatamente al exterminio que se está llevando a cabo, se respete el derecho humanitario y se proceda a facilitar el acceso a las ayudas” que la población necesita “urgentemente”.
El Papa pidió la paz para todo Oriente Medio, especialmente en “Tierra Santa, que en estos días también está siendo golpeada por conflictos abiertos que no respetan a los indefensos, para Yemen y para todo el Oriente Próximo”. Y condenó el hambre, los conflictos y el terrorismo en África, especialmente mencionó a Sudán del Sur y a República Democrática del Congo.
Sobre Europa, el Papa espera que en Ucrania “se fortalezcan los pasos en favor de la concordia y se faciliten las iniciativas humanitarias que necesita la población” y se acordó de los niños que sufren por las guerras y el hambre, pero también de los “ancianos desechados por la cultura egoísta, que descarta a quien no es ‘productivo’”.
“Invocamos frutos de sabiduría para los que en todo el mundo tienen responsabilidades políticas, para que respeten siempre la dignidad humana, se esfuercen con dedicación al servicio del bien común y garanticen el desarrollo y la seguridad a los propios ciudadanos”, dijo el pontífice. La penúltima referencia a una crisis internacional la hizo sobre Venezuela.
venezuela, vía justa y pacífica Pidió que su pueblo, que “vive en una especie de tierra extranjera en su propio país” encuentre “la vía justa, pacífica y humana para salir cuanto antes de la crisis política y humanitaria que lo oprime, y no falten la acogida y asistencia a cuantos entre sus hijos están obligados a abandonar su patria”. Citó también a la península coreana, donde deseó que “las conversaciones en curso promuevan la armonía y la pacificación de la región” y pidió a los responsables que “actúen con sabiduría y discernimiento para promover el bien del pueblo coreano y construir relaciones de confianza en el seno de la comunidad internacional”.
Previamente el Papa presidió la misa del Domingo de Resurrección en la plaza vaticana y pronunció una homilía espontánea. Habló de dos conceptos, la “sorpresa del anuncio” de Jesús resucitado y “la prisa” de la gente que acudió al sepulcro para comprobar efectivamente que ya no estaba.