Berlín - Andrea Nahles tiene como misión inmediata lograr el sí de las bases al pacto de Gobierno acordado la semana pasada con el bloque conservador de la canciller, Angela Merkel, un pacto que ha generado una profunda grieta en el seno del SPD. De 47 años y exlíder de las díscolas juventudes del Partido Socialdemócrata (los Jusos), Nahles conoce mejor a su militancia que su antecesor, cuya carrera discurrió entre Bruselas y Estrasburgo hasta que el año pasado se convirtió en dirigente del partido. Nahles, por contra, ha vivido en directo cada una de las crisis internas de la formación, desde el desgarro provocado por la escisión de Oskar Lafontaine, quien en 1998 abandonó el partido para fundar La Izquierda, hasta la erosión de electorado acumulada en las dos legislaturas en gran coalición con la canciller.

El SPD, el partido más antiguo de Alemania con 153 años de historia, necesita una renovación y éste es el cometido con el que asume su jefatura la enérgica y a menudo estridente Nahles. Antes de entrar en esa tarea renovadora, de recorrido largo, la jefa del partido deberá lograr que la militancia apoye el pacto de gobierno negociado entre Merkel y Schulz y contra el que ha dirigido una intensa campaña el actual líder juso, Kevin Kühnert.

Los resultados de la consulta entre los 463.000 afiliados, que es vinculante, se conocerán el 4 de marzo; hasta entonces, Nahles irá al encuentro de las bases en sucesivas conferencias regionales, reclamando el sí, como hizo en el congreso del SPD del pasado enero, donde el preacuerdo de coalición fue aprobado con un ajustado 56 %. Fue tras un discurso vibrante, al borde de la afonía, entre ovaciones por los delegados y signos de reconocimiento de Schulz, sobrepasado por la capacidad de emocionar ajena.

Son muchas las intervenciones de este calibre de Nahles, artífice como ministra de Trabajo del logro socialdemócrata de la pasada gran coalición, la implantación de un salario mínimo interprofesional en un país rico, pero donde avanza la precariedad laboral.Sus relaciones con Merkel no siempre han sido fáciles, pero la canciller ha valorado públicamente su tenacidad y capacidad de trabajo, mientras que Nahles reconoce en la que ha sido su jefa de Gobierno la perseverancia y capacidad negociadora.

Nacida en junio de 1970 en Mendig, en Renania-Palatinado (oeste), filósofa y filóloga de formación académica, ingresó en el SPD en 1988 y se convirtió en líder de los Jusos en 1995. Desde esa posición, arremetió contra la línea centrista de Gerhard Schröder y se identificó con el ala izquierda de Lafontaine, aunque no le siguió cuando éste abandonó la jefatura del SPD y el Ministerio de Finanzas para fundar su propio partido.

Su momento más difícil fue en 2005, cuando precipitó la caída del entonces presidente del SPD, Franz Müntefering, leal a Schröder, obligado a renunciar al imponerse ella como secretaria general en lugar del candidato auspiciado por el aparato. Nahles se arrepintió al borde de las lágrimas de haber “derribado” a su jefe, en una acción no deliberada, a lo que siguió su renuncia a ocupar el cargo, mientras salían a la luz las heridas internas de la formación.

Vicepresidenta del partido desde 2017, Nahles ha sido durante todo este tiempo una especie de jefa en la recámara para un partido que, desde tiempos de Schröder, ha conocido siete presidentes, sin lograr detener su sangría de electorado. - Gemma Casadevall