Washington - El fiscal de la trama rusa, Robert Mueller, interrogó la semana pasada al fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, quien se convierte así en el primer miembro del Gobierno de Donald Trump en activo en declarar ante los investigadores. Un portavoz del Departamento de Justicia confirmó que Sessions prestó declaración ante el fiscal especial Mueller, quien examina los posibles lazos entre miembros de la campaña del presidente y el Gobierno ruso, al que las agencias de inteligencia de Estados Unidos acusan de interferir en las elecciones de 2016. Esta es la primera vez que se confirma públicamente una entrevista entre Mueller y un miembro en activo del Ejecutivo de Trump.
Sessions, senador por Alabama durante 20 años, fue uno de los primeros legisladores en apoyar a Trump durante su campaña para las elecciones presidenciales de 2016, y se convirtió en uno de sus asesores más cercanos en temas migratorios y de política exterior. Fue nombrado fiscal general y, en marzo de 2017, tuvo que apartarse de la investigación sobre la supuesta injerencia rusa que había comenzado bajo el Gobierno del expresidente Barack Obama y que el Departamento de Justicia y el FBI estaban llevando a cabo, ya con Trump en la Casa Blanca.
El ahora titular de Justicia tuvo que apartarse de las pesquisas después de que saliera a la luz que había ocultado al Senado los encuentros que mantuvo durante la campaña con el entonces embajador ruso en Washington, Sergei Kislyak, quien también se reunió con otros miembros de la campaña de Trump.
Legisladores demócratas y republicanos expresaron un gran enfado por las omisiones de Sessions y forzaron al fiscal general a apartarse de la investigación rusa. Precisamente, el hecho de que Sessions se inhibiera desembocó en la creación de la figura del fiscal especial, un cargo que ocupa Mueller y que es independiente de cualquier brazo del Gobierno de Estados Unidos, por lo que se asegura la neutralidad de la investigación rusa. Un portavoz de la oficina de Mueller rechazó comentar sobre el contenido del interrogatorio de Sessions.
La investigación rusa ya ha desembocado en la presentación de cargos contra cuatro personas relacionadas con Trump: su exasesor de seguridad en la Casa Blanca Michael Flynn, su exjefe de campaña Paul Manafort, su número dos en la campaña, Rick Gates, y el también exasesor George Papadopoulos, que trabajó para el magnate durante las elecciones.
Mientras, medios locales publicaban ayer que el director del Buró Federal de Investigaciones (FBI), Christopher Wray, ha amenazado con dimitir ante las continuas presiones del fiscal general de EEUU, Jeff Sessions, para que destituya a altos cargos de la Policía federal.
Sessions habría pedido a Wray que obligue a renunciar a su número dos, Andrew McCabe, quien ha sido objeto de numerosas críticas por parte del presidente estadounidense, el republicano Donald Trump.
En concreto, CNN afirma que Sessions sugirió a Wray, en el cargo desde agosto de 2017, que necesitaba un “nuevo comienzo” con los altos rangos del FBI y, al hilo de eso, sugirió que era necesario despedir a McCabe, quien era la mano derecha de James Comey, anterior director del FBI despedido por Trump.
el FBI y la casa Blanca En respuesta a Sessions, Wray amenazó con dimitir si McCabe es despedido o reasignado a otro puesto diferente. Trump eligió a Wray para dirigir la policía federal después de destituir de manera fulminante al entonces director del FBI, James Comey, quien lideraba la investigación sobre los posibles lazos entre Rusia y miembros de la campaña del magnate para facilitar su triunfo en las elecciones de 2016.
En los últimos meses, Trump ha atacado duramente al FBI y ha afirmado que cuenta “con la peor reputación de su historia”. El mandatario también ha arremetido en varias ocasiones en Twitter contra McCabe por las donaciones que su esposa, Jill McCabe, recibió cuando compitió en 2015 por un escaño en el Senado del estado de Virginia.
En ese momento, Jill McCabe recibió 675.288 dólares de dos entidades asociadas con el gobernador de Virginia, el demócrata Terry McAuliffe, quien ha sido descrito como “el mejor amigo” del expresidente Bill Clinton y, por tanto, una persona cercana a Hillary Clinton, rival de Trump en las elecciones de 2016.
Mientras Jill McCabe se presentaba a las elecciones de Virginia, su marido participaba en la investigación que el FBI abrió a Clinton por el uso indebido que hizo de servidores de correo privados para tratar asuntos de interés nacional cuando era secretaria de Estado (2009-2013).
Trump, alabó ayer a su jefe de gabinete, John Kelly, en un intento de frenar los rumores sobre un supuesto desencuentro entre ambos, después de que un informe de prensa asegurara que está pensando en sustituirle por un estratega político. “Gracias al general John Kelly, que está haciendo un trabajo fantástico, y a todo el personal y los otros en la Casa Blanca, por un trabajo bien hecho. Las largas horas y el periodismo falso hacen su trabajo más difícil, pero siempre es genial Ganar, ¡y pocos han ganado más que nosotros!”, escribió Trump en Twitter.
Además de los rumores sobre una brecha entre Trump y Kelly por los comentarios que éste hizo sobre el proyecto de muro con México, la revista Vanity Fair afirmó este lunes que el mandatario está pensando en reemplazar a su jefe de gabinete.
Trump está indignado, según la revista, porque considera que Kelly actúa como si él gestionara el Gobierno mientras el presidente tuitea y ve la televisión, y dijo recientemente en una llamada a un amigo: “Tengo a otro loco aquí que se cree que dirige las cosas”. - Efe