Los cargos electos de Córcega no tienen ni un minuto de descanso estos días ya que, tras las elecciones locales de diciembre en las que los nacionalistas se impusieron con un 56% de los votos, esta semana han formado el gobierno y han mantenido la primera reunión con una representante del Gobierno francés.
Tras el éxito de la coalición que integra a autonomistas e independentistas, Pè a Corsica, que se hizo con 41 de los 63 escaños de la Asamblea de Córcega, el pasado martes Gilles Simeoni y Jean Guy Talamoni fueron nombrados respectivamente presidente de la nueva Colectividad única corsa y del parlamento local. La nueva institución, que es fruto de la unión de la antigua región y de los dos departamentos corsos, ha quedado en manos de los nacionalistas, que repiten victoria tras los buenos resultados en las elecciones municipales de 2014, las territoriales de 2015 y los comicios legislativos de 2016 en los que, por primera vez, se hicieron con 3 de los 4 escaños para la Asamblea Nacional en Paris.
Los dirigentes corsos reclaman mayor autonomía, un estatus legal para la lengua corsa, el acercamiento de los presos corsos encarcelados en Francia y un estatus de residente en un territorio en el que el 40% de las viviendas son casas de veraneo. Y tampoco dudan en apoyar la causa independentista catalana, aunque matizan que ambas situaciones son muy distintas y que ellos se limitan a pedir mayor autonomía para una isla que cuenta con 327.000 habitantes.
Desde Paris, el Gobierno de Emmanuel Macron ha respondido que, antes de pedir nuevas competencias, los dirigentes locales tienen que dedicarse a ejercer su misión gestionando correctamente el territorio. Sin embargo, en su primera visita a la isla, Jacqueline Gourault ha adelantado esta semana que, con motivo de una revisión constitucional, París no descarta incluir el reconocimiento de Córcega en la Carta Magna. Gourault, que colabora con el ministro galo de interior Gérard Collomb, es persona de confianza del líder de los centristas François Bayrou y fue una de las senadoras que supervisó la puesta en marcha de la Mancomunidad única en Iparralde.
Diálogo Al salir del despacho de Talamoni, en el que presiden las banderas de Córcega y Europa, Jacqueline Gourault, conocida comoMadame Corse/Señora Córcega, declaró que “hay que ser capaces de adaptar las leyes a la realidad de los territorios”. Y añadió que para ella Córcega no es sólo un “asunto” sino un territorio con hombres y mujeres cuyas preocupaciones no se limitan a la creación de una nueva institución.
Los dirigentes corsos, que durante la toma de posesión de sus cargos apelaron a un dialogo respetuoso y sin limite, se congratulan de que comience “una fase en la que desaparezcan ciertos bloqueos existentes en los últimos cuarenta años”.
Sin embargo, en París ciertas reivindicaciones encuentran poco o nulo eco. Recuerdan que la única lengua oficial de la República es el francés y que Educación gasta cada año nueve millones de euros para enseñar el corso a un 98% de los alumnos escolarizados en la isla.
El diálogo entre los nuevos dirigentes de Córcega y Francia no ha hecho nada más que comenzar dado que un segundo encuentro tendrá lugar el próximo 22 de enero. En esta ocasión, el primer ministro Edouard Phillippe recibirá en Paris en el palacio de Matignon a Simeoni y Talamoni. Y coincidiendo con el 20 aniversario del asesinato del delegado del Gobierno galo en la isla Claude Érignac, el propio presidente Macron se trasladará a Córcega con parte de su gobierno el 6 de febrero.
Los Retos Además de gestionar las carreteras, los servicios de emergencia y casi todas las ayudas sociales, el ejecutivo de Simeoni tiene que hacer frente a la reorganización de todos los servicios y la armonización de los estatus de los casi cinco mil trabajadores públicos. Estos días, además, también tienen que gestionar dos crisis serias: los fuertes temporales que azotan las costas y los numerosos incendios que han destrozado cientos de hectáreas en la zonas montañosas del interior.
En Córcega, la violencia desapareció en 2014 cuando el FLNC decidió abandonar la lucha armada. El grupo reivindicó 4 600 de los diez mil atentados y ataques perpetrados en la isla desde 1976. Terminada la época violenta, el territorio tiene que hacer frente ahora a los verdaderos problemas ya que en la actualidad uno de cada cinco habitantes vive por debajo del umbral de la pobreza y más de cien mil corsos tienen una renta de 1.350 euros al mes. Según algunos médicos la esperanza de vida desciende en algunos sectores de la población que no pueden acceder a una sanidad de calidad.
Esta realidad, totalmente ausente de las postales de la isla mediterránea, explica por qué muchos ciudadanos viven de lejos el cambio institucional y por qué en las elecciones prefirieron quedarse en casa. La abstención fue de un 50% en las dos vueltas celebradas los días 3 y 10 de diciembre para elegir el parlamento local. En un panorama complejo, el turismo sigue siendo uno de los pilares de la economía local. Entre abril y diciembre de 2017, los establecimientos hosteleros registraron un aumento de un 4% respecto al mismo periodo en el año anterior con casi tres millones de pernoctaciones. Se trata de la segunda subida notable tras el aumento de un 3% en 2016.