Nueva York - La ONU endureció ayer sus sanciones contra Corea del Norte, limitando aún más su acceso a productos petroleros, vetando sus exportaciones en varios sectores y forzando a regresar al país a ciudadanos que trabajan fuera. Las medidas son una respuesta al lanzamiento a finales de noviembre de un misil balístico de largo alcance, un tipo de proyectil que sería capaz de golpear cualquier punto del territorio continental de Estados Unidos.

Washington fue el gran impulsor de las nuevas sanciones y obtuvo el respaldo unánime de los otros catorce miembros del Consejo de Seguridad, incluidos China y Rusia. “Hoy, por décima vez, este Consejo se une contra un régimen norcoreano que rechaza la vía de la paz”, destacó la embajadora estadounidense, Nikki Haley, que acusó al Gobierno de Kim Jong-un de haber elegido el “aislamiento” frente a las ofertas de diálogo internacionales. “Como hemos hecho en el pasado, seguiremos respondiendo a las acciones agresivas del régimen de Kim con acciones de sanción internacionales”, añadió.

La resolución 2397 endurece de forma importante las amplias medidas que ya están en vigor contra Pyongyang, en un intento por dificultar a Corea del Norte la financiación de sus programas armamentísticos y forzarle a negociar.

En el ámbito petrolero, el texto reduce a 500.000 barriles al año el límite de productos refinados que pueden entrar al país, lo que según EEUU recortará en un 89% las importaciones norcoreanas de gasolina, diesel y otros combustibles. Además, tras haber ordenado en septiembre congelar las ventas de crudo a Corea del Norte, el Consejo de Seguridad reforzó ayer esa medida, estableciendo un tope anual de cuatro millones de barriles.

La resolución incluye también una provisión según la cual el Consejo se compromete a recortar aún más el suministro de petróleo al país en caso de nuevos ensayos con misiles balísticos intercontinentales.

Uno de los puntos clave de las nuevas sanciones es el retorno de los norcoreanos que trabajan en el exterior y que, según EEUU, generan al régimen unos 500 millones de dólares al año. Los cálculos apuntan a que hay cerca de 100.000 ciudadanos norcoreanos trabajando fuera del país, la gran mayoría en China y Rusia. Según el texto, todos los Estados deberán expulsarlos de su territorio durante los próximos dos años.

Inicialmente, el plazo propuesto era de un año, pero Rusia forzó a última hora el cambio al considerar que 24 meses era el mínimo necesario por cuestiones logísticas, según explicó su embajador tras la votación. La resolución recortará también las exportaciones norcoreanas, que ya estaban muy limitadas por anteriores sanciones, extendiendo el veto a las ventas en sectores como el alimentario, el agrícola o los equipos eléctricos.

Según Washington, actualmente las prohibiciones ya cubrían ámbitos que generaban a Pyongyang el 90% de sus ingresos por exportación, por lo que el impacto de las nuevas medidas será únicamente de unos 200 millones de dólares al año.

La resolución impone también prohibiciones a la importación de ciertos productos como maquinaria pesada y vehículos de transporte, aunque incluye excepciones para piezas utilizadas en aviación civil.

Además, endurece los controles sobre buques que entran y salen del país, en un intento de combatir el contrabando de productos como carbón y petróleo.

El Consejo de Seguridad también añadió a otros 16 individuos y una entidad, todos supuestamente conectados con los programas armamentísticos, a una lista negra que supone la congelación de sus activos en el extranjero y les prohíbe viajar fuera del país. La resolución fue negociada discretamente durante las últimas semanas por EEUU y China, el país más cercano a Corea del Norte, y al que Haley agradeció ayer su cooperación.