Londres - El Gobierno británico planea comenzar a firmar acuerdos comerciales con terceros países durante el periodo de transición del Brexit, cuando el Reino Unido habrá abandonado la Unión Aduanera pero mantendrá normas compatibles con las comunitarias, sostuvo ayer la primera ministra, Theresa May. En una intervención en la Cámara de los Comunes, la jefa de Gobierno conservadora recalcó su intención de forjar una relación “audaz” con la Unión Europea (UE) que permita al Reino Unido comerciar con los Veintisiete socios restantes al tiempo que impulsa sus vínculos económicos con países “de todo el mundo”.

Poco antes, May mantuvo una reunión con sus principales ministros para comenzar a diseñar la estrategia británica de cara a las negociaciones comerciales con Bruselas que se iniciarán el próximo año. En ese primer encuentro no se alcanzó ninguna conclusión, según revelaron medios británicos, pero puso en evidencia que el Gabinete de la primera ministra está dividido en cuanto a esos planes. Algunos ministros, como el de Economía, Philip Hammond, apuestan por mantener las leyes británicas compatibles con las europeas tras el Brexit para facilitar el comercio con el bloque, mientras que otros, como otros como el de Exteriores, Boris Johnson, prefieren una divergencia paulatina para potenciar los vínculos internacionales.

Johnson ha subrayado en los últimos días que el Reino Unido se convertiría en un Estado “vasallo” de la UE si el futuro acuerdo con Bruselas no le permite modificar las leyes para firmar acuerdos con terceros países.

Algunas voces en el Partido Conservador de la primera ministra, como la del diputado Jacob Rees-Mogg, han ido más allá al criticar que alinearse con la legalidad comunitaria durante el periodo de transición hará del Reino Unido una “colonia” de la Unión Europea.

En el Parlamento, May recalcó ayer que tanto Londres como Bruselas comparten el deseo de lograr un “avance rápido” en el diálogo para establecer los detalles del periodo de transición que se abrirá una vez se ejecute de forma oficial el Brexit, previsiblemente el 29 de marzo de 2019.

La primera ministra quiere establecer cuanto antes los términos de ese periodo, que espera que dure unos dos años, a fin de otorgar “certidumbre a las empresas y las familias británicas”.

Durante esa etapa, el Reino Unido habrá abandonado el mercado único y la Unión Aduanera comunitaria, pero mantendrá su legislación compatible con la del resto del continente para poder continuar con la libre circulación de bienes, capitales y personas. “Vamos a empezar a construir una nueva y brillante relación económica (con la UE) que, junto con los acuerdos comerciales que firmaremos por todo el mundo, apoyará la creación de empleo durante generaciones, impulsará nuestro mercado y asegurará el crecimiento de nuestra economía”, destacó Theresa May.

El pasado viernes, los Veintisiete socios comunitarios restantes dieron su visto bueno a pasar a la segunda fase de las negociaciones sobre el Brexit, en las que se abordarán los futuros vínculos entre ambos lados del canal de la Mancha. “Hemos demostrado lo que se puede lograr gracias al compromiso y la perseverancia por ambas partes”, indicó la jefa de Gobierno, que resaltó asimismo la importancia del diálogo sobre la futura colaboración entre Londres y Bruselas en materia de seguridad. Ante amenazas como la que supone Rusia, el Reino Unido “hará lo que sea necesario para protegerse y trabajará con sus aliados antes y después de dejar la Unión Europea”, alegó.

Londres también continuará colaborando con sus socios europeos en aspectos como la política migratoria. “Como parte de esa nueva relación que queremos construir (con la UE), hemos dejado claro en este Consejo Europeo que continuaremos completamente comprometidos en el trabajo para afrontar este reto y mantendremos nuestra presencia en el Mediterráneo durante tanto tiempo como sea necesario”, aventuró Theresa May.

El pacto “no está hecho” Sin embargo, Stefaan De Rynck, miembro del equipo del negociador jefe de la UE para el Brexit, Michel Barnier, alertó ayer, sin embargo, en una conferencia en Londres, de que el pacto para establecer un periodo de transición “no está hecho” y pueden surgir “tensiones” a ese respecto.

“En el acuerdo de salida de la UE podría haber disposiciones de transición. Un periodo de transición o de implementación, como lo llama la primera ministra Theresa May. A día de hoy, eso no está hecho, tenemos que ser muy claros”, afirmó De Rynck.

La futura estrategia internacional del Reino Unido ha levantado además polémica entre los sindicatos, que han advertido en los últimos días de que el Gobierno podría derogar tras el Brexit la directiva sobre el tiempo de trabajo europea, que limita la semana laboral a 48 horas.

El líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, pidió en el Parlamento a May que indicara de manera “categórica” si planea reducir los estándares laborales tras la salida de la UE y la primera ministra aseguró que su intención es “potenciar” los derechos de los trabajadores. “Vamos a unir a nuestro país, a hacerlo más fuerte y más justo, y vamos a recuperar el control de nuestras fronteras, nuestro dinero y nuestras leyes”, recalcó la primera ministra durante su intervención en la Cámara de los Comunes.