Bagdad/erbil - El Tribunal Supremo de Irak declaró ayer “inconstitucional” el referéndum de independencia celebrado el pasado 25 de septiembre por el Kurdistán, región autónoma en el norte del país, y anuló sus resultados. Esta sentencia, la tercera relativa a la cuestión kurda desde septiembre pasado, pone fin a esta cuestión e “incluye la cancelación de los efectos y las consecuencias del referéndum”, explicó el portavoz de la máxima corte iraquí, Iyas al Samuk, en una nota.

Mientras, las autoridades de Bagdad y Erbil, la capital kurda, hicieron llamamientos a trabajar al amparo de la Constitución para resolver la crisis. La oficina del primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, celebró el fallo del Supremo, que no puede ser recurrido, y, en un comunicado, instó a trabajar sobre “todos los asuntos controvertidos” bajo el paraguas constitucional. El primer ministro regional kurdo, Nechirvan Barzani, se manifestó en términos parecidos, pero exigiendo que se haga una aplicación completa de la Constitución y no parcial, de lo que acusó a Bagdad.

Barzani dijo que el Gobierno iraquí ha tratado la Carta Magna como el “menú” de un restaurante y ha elegido qué artículos le conviene aplicar. Sin embargo, en una rueda de prensa el titular kurdo no hizo referencia a si acepta la anulación de los resultados de la consulta de autodeterminación, en la que un 92% votó a favor de la independencia. Con estas declaraciones, Barzani exigió de forma tácita la aplicación del artículo 140 de la Constitución de 2005, con el que los kurdos aspiran a ampliar el territorio de la región autónoma. Ese artículo daba un plazo hasta 2007 para la celebración de un referéndum en la provincia petrolera de Kirkuk, disputada entre Bagdad y el Kurdistán y que ha sido el principal foco de tensiones, y en otras zonas de población kurda que dependen administrativamente de Bagdad, para que la población decida si quiere integrarse en la región autónoma.

Una semana antes de la consulta de septiembre, la corte anuló la convocatoria a las urnas por considerarla contraria a la Constitución, lo que no impidió que las autoridades kurdas la llevaran a cabo. El 6 de noviembre, a instancias del Consejo de Ministros, el Supremo hizo una interpretación del artículo 1 de la Constitución y concluyó que la Carta Magna establece la unidad de Irak y ninguno de sus artículos permite la secesión. El Gobierno kurdo aceptó esa decisión y afirmó que “debe convertirse en una base para comenzar un diálogo nacional inclusivo entre Erbil y Bagdad para resolver todas las disputas” entre ambos ejecutivos. Por ello, las autoridades de Bagdad consideran que el Gobierno kurdo ya anuló los efectos del referéndum de forma tácita, cuando mostró su “respeto” por esa disposición del Tribunal Supremo.

sanciones La anulación de los resultados de la consulta era la principal exigencia de Bagdad para abrir el diálogo político con Erbil y poner fin a las represalias económicas puestas en marcha por la convocatoria del referendo. Su celebración abrió una crisis entre Bagdad y Erbil que llevó a la dimisión del histórico líder kurdo Masud Barzani hace dos semanas.

En respuesta al referendo, las Fuerzas Armadas iraquíes lanzaron una campaña militar para forzar al Ejército kurdo a replegarse de las zonas cuya soberanía se disputan ambos gobiernos. Las tropas kurdas, conocidas como peshmergas, que ocupaban esas zonas desde 2014 tras repeler y expulsar al grupo yihadista Estado Islámico (EI), se retiraron sin oponer excesiva resistencia de la mayoría de esos territorios, de los cuales el más importante es la provincia petrolera de Kirkuk.