Pekín - Ninguna mujer en la historia del Partido Comunista chino (PCCh) ha formado parte del núcleo de poder de la formación, es decir de su Comité Permanente, y nada apunta a que el XIX Congreso que se celebra estos días vaya a cambiar la situación, por lo que se espera que la cúpula siga siendo un coto para hombres. Aunque el presidente Xi Jinping ha defendido su compromiso con el desarrollo de la mujer y la igualdad de género, la realidad en China es muy diferente: las mujeres siguen sufriendo discriminación y varias feministas han sido arrestadas por preparar campañas contra el acoso sexual. “Es muy difícil que una mujer llegue en China a los niveles más altos del liderazgo político. Aunque Xi tuviese la intención de promover a alguna mujer a esos niveles, no se observa, en el panorama actual, ninguna (candidata) que sea aceptable para el actual liderazgo”, señala la profesora y directora del Centro Asiático de la Universidad Tamkang, Joyce Lin. Lejos queda la famosa proclamación de Mao, “las mujeres sostienen la mitad del cielo”, interpretada como un grito por la igualdad de mujeres y hombres, porque, en la práctica, nunca una mujer ha formado parte de la cúpula comunista. “La igualdad de género es una gran causa”, dijo Xi cuando pronunció su primer discurso como presidente en la Asamblea General de la ONU en 2015, el mismo año en el que detuvo a cinco feministas que preparaban una campaña contra el acoso sexual.
Los hechos contradicen los eslóganes del partido. Actualmente, solo unas pocas mujeres se sitúan cerca de Xi, entre ellas la viceprimera ministra Liu Yandong y la jefa del Departamento de Trabajo de Frente Unido, Sun Chunlan, aunque, según los expertos podrían jubilarse pronto. La jefa del Gobierno regional de Hong Kong, Carrie Lam, ha empezado a romper barreras en la periferia del régimen, y no debe olvidarse que la vecina Taiwán tiene una presidenta, Tsai Ing-wen, pero parece que no va a suceder lo mismo en la renovación del partido que estos días se está gestando en el XIX Congreso. “No hay mujeres candidatas con probabilidades, ni de minorías étnicas”, asegura Kerry Brown, director del Instituto de China en King’s College (Londres), que destaca que la cúpula del partido sigue siendo “decididamente homogénea”. La imagen durante la inauguración del congreso el pasado miércoles fue muy representativa: Xi rodeado de una gran marea de hombres de los principales órganos rectores del PCCh (Comité Central, Politburó y Comité Permanente), en la que la presencia de mujeres era anecdótica. Tampoco se espera un cambio de la situación porque ninguna fémina ocupa el cargo de secretaria de partido provincial o regional, el trampolín más importante para poder acceder a un puesto en el Politburó.
En la historia del partido, solo un pequeño grupo de mujeres han servido en este órgano, muchas de ellas esposas de líderes, como fue el caso de Jiang Qing, mujer de Mao. Según opina Ling Li, experta del Instituto de Ciencias Humanas de Viena, el partido no discrimina a las mujeres porque “cualquier mujer puede convertirse en miembro del partido si demuestra su competencia laboral y la voluntad de seguir las reglas el partido”. Las quinielas de algunos expertos señalan que hay posibilidades de que, tras el congreso, una mujer ocupe un cargo de nivel medio, como la presidencia de la Conferencia Consultiva Política de China, el principal órgano asesor del Gobierno chino.
La barrera de género aparece especialmente en los puestos de alto nivel. Ling explica que el acceso a ciertos puestos depende de contactos que implican muchas actividades de socialización, “incluido el consumo de sexo, visitas a discotecas, salones de masaje, prostitutas, etc”. “En este sentido, las diferencias de género dan a los competidores masculinos una ventaja al crear lazos con sus superiores masculinos”.