londres - La primera ministra británica, Theresa May, podría tener los días contados en su puesto. O así lo planea una treintena de diputados conservadores que organizan un complot para que deje su puesto antes de Navidad y convoque un congreso para elegir un nuevo líder. Detrás de la maniobra se encuentra el expresidente del partido conservador entre 2012 y 2015, Grant Shapps, alegando la necesidad de cambio de líder tras el resultado de las elecciones generales y los percances de la reciente conferencia del partido en Manchester, donde May dio muestras de debilidad mientras intentaba defender su liderazgo.

“No creo que podamos seguir así”, dijo un Shapps rotundo en una entrevista en la BBC, apuntando a que la solución no era “enterrar las cabezas en la arena”. Por el contrario, defendió que ya contaba con el apoyo de unos 30 diputados, incluyendo el de cinco exministros del gabinete, y sugirió que algunos ministros del actual equipo de May también lo hacen pero serían reacios de hacerlo en público. Para desencadenar un voto de confianza a la líder del partido, tiene que haber el apoyo de 48 de los 316 diputados conservadores.

La elección de un nuevo líder en filas conservadoras sólo se activaría si May perdiese ese voto, o eligiese irse. Shapps dijo que no había enviado ninguna carta y que su intención era reunir firmas en privado y persuadir a May para que se retirara de su puesto. Uno de los primeros en apoyarlo abiertamente fue el ex ministro Ed Vaizey, diciendo que la premier debería renunciar el jueves: “Creo que habrá bastantes personas que ahora estarán firmemente convencidas de que debería dimitir”.

abstracción La primera ministra hace por el momento oídos sordos y defiende que Reino Unido necesita del “liderazgo tranquilo” que ella proporciona para la negociación del Brexit. Preguntada sobre las especulación sobre su liderazgo, May atendió a la prensa mientras asistía a un evento benéfico en su distrito electoral, defendiendo que está proporcionándolo “con el apoyo total” de su Gabinete. Así, apuntó a como la semana que viene tiene prevista una reunión con sus diputados para informarles sobre “el verdadero impulso” que su discurso en Florencia ha tenido sobre las negociaciones del Brexit, pero que muchos no terminan de ver.

Pronto las miradas se fijaron en el ministro de Medio Ambiente, Michael Gove, quien intentó dar muestras de que, por una vez, él no estaba implicado en la jugada. Alabó a la primera ministra por ser una líder fantástica y con un amplio apoyo, añadiendo que puede permanecer en su puesto “mientras ella quiera”. Ante la gravedad de la situación, la titular del Interior, Amber Rudd, quien suena como posible sucesora de May, dio un paso al frente y urgió a su jefa de filas a quedarse.

Apoyo también le llegó desde la líder conservadora en Escocia, Ruth Davidson, sugiriendo a los críticos de la primera ministra “ponerse en pie, callarse y salir del escenario”. La escocesa alegó no tener mucho tiempo para ellos y rechazó que los hombres detrás del complot tomen decisiones en nombre de May. “¿Han conocido realmente a Theresa May?” Esta es una mujer con determinación, yo la respaldo en el liderazgo, la apoyo ahora y la respaldaré en el futuro”, defendió Davidson.

El que permanecía callado era Boris Johnson, pero no tardó en posicionarse, pues siempre está esperando su momento para llegar a Downing Street. Pero sus recientes intrusiones marcando las directrices y líneas rojas de la negociación del Brexit hacen que varias figuras respetadas dentro de su partido pidan a May que lo eche del Ejecutivo y le deje sin cartera.

May reafirmaría así su autoridad y silenciaría los comentarios sobre su plan para echarla. Muchos siguen furiosos por el reciente comportamiento del ministro de Asuntos Exteriores y quieren demostrar que ella está dispuesta a ejercer disciplina. Los jóvenes del partido también están ansiosos por ver una nueva generación de talento dentro del Gobierno.

El titular de Exteriores utilizó su discurso en la conferencia en Manchester para profesar lealtad a May y a “cada sílaba” de su postura expuesta en su discurso de Florencia a principios de este mes sobre el Brexit. Pero el mismo día volvió a meter la pata son comentarios inapropiados sobre Libia.

“Hay un sentimiento general de que ella tiene apoyo, pero creo que tiene que hacer una reorganización importante, y si no actúa para sacar a Boris y traer a algunas personas nuevas a bordo, ella tiene un problema”, dijo un tory en declaraciones anónimas a la prensa británica.

Además, a los aliados a May les parece que Shapps trabajaba en nombre de Boris Johnson, si bien éste lo rechaza por completo. Pero lo cierto es que aunque sobreviva de esta crisis, la prensa británica ya apunta a futuros polvorines para que aumenten las discrepancias, como unos malos resultados en las elecciones locales de Londres del próximo mes de mayo, cualquier rebelión sobre el presupuesto nacional o un fracaso en las conversaciones con la UE.