Moscú - El presidente ruso, Vladímir Putin, marcó ayer distancias con Estados Unidos al recibir en el Kremlin al rey Salman bin Abdelaziz de Arabia Saudí, principal aliado de Washington en Oriente Medio, junto a Israel. “Esta es la primera visita a Rusia de un rey saudí en toda la historia de nuestras relaciones. Esto ya es de por sí un acontecimiento muy significativo”, afirmó Putin al comienzo de la reunión en el Kremlin. Enemigos acérrimos durante décadas, tanto por el apoyo saudí a los muyahidines afganos como el respaldo de Riad al derrocamiento del régimen sirio de Bachar al Asad, un monarca saudí entraba ayer en el Kremlin por vez primera en casi un siglo.
Aprovechando el vacío de poder dejado en Oriente Medio por la Casa Blanca, sumado a la intervención militar rusa en Siria, el Kremlin se ha convertido en árbitro clave de la región, motivo por el que Moscú ha acogido en los últimos tiempos a los líderes saudí, israelí, iraní, turco y palestino.
“Todo cambia”, dijo Putin, al ser preguntado por la profunda relación que Riad mantiene con Washington, mientras las autoridades saudíes comentaron que “unas relaciones estrechas con Estados Unidos, China y Rusia no son autoexcluyentes”.
Putin, que fue el primer jefe de Estado soviético o ruso en viajar a Arabia Saudí en 2007, se declaró “convencido” de que la “histórica” visita de Salman “servirá de estímulo para el desarrollo de las relaciones bilaterales”.
Recordó que la Unión Soviética fue el primer país del mundo en reconocer en 1926 el reino creado por el padre del rey Salman.
Por su parte, éste se mostró “feliz” de estar en Rusia -cuatro meses después de recibir en Riad al presidente de Estados Unidos, Donald Trump- y expresó su voluntad de “fortalecer las relaciones en aras de la paz y seguridad, y el desarrollo de la economía mundial”. “Nuestras relaciones se caracterizan por la coincidencia de posturas sobre muchos problemas regionales e internacionales”, destacó. Tras un breve cara a cara, Putin y el monarca se enfrascaron en abordar las crisis de Siria, Irak, Libia y el Yemen, además del conflicto palestino-israelí.
El monarca dejó claro el porqué rusos y saudíes, después de años en bandos enemigos, ahora cooperan para el arreglo de los conflictos regionales, al defender abiertamente la integridad territorial de Siria e Irak y dar prioridad a la lucha contra el terrorismo. Acusado de financiar a grupos yihadistas, Salman calificó el extremismo de “peligro” para la estabilidad y la seguridad del mundo. - Efe