Seúl - Corea del Norte endureció ayer aún más su amenaza contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y las bases estadounidenses en Guam, al ofrecer detalles de un hipotético plan para atacar con misiles balísticos la isla.
En un movimiento poco usual, el régimen de los Kim optó por dotar de mayor veracidad las advertencias que ya lanzó el miércoles contra Washington y sus instalaciones militares en esta isla del Pacífico Occidental. En vez del habitual portavoz anónimo, Pyongyang quiso en este caso que el comunicado publicado por la agencia KCNA fuera firmado por Kim Rak-gyom, teniente general de las Fuerzas Estratégicas del Ejército Popular de Corea, la persona que es responsable operativo del programa de misiles.
Nombrado en primavera de 2012 -coincidiendo con el culmen del proceso sucesorio de Kim Jong-un- es desde 2015 un general de cuatro estrellas (segundo mayor rango solo por detrás del de mariscal de los Kim) que aparece frecuentemente retratado junto al joven líder y en los banquetes que festejan las pruebas de misiles. En un mensaje que parecía destinado a que la opinión pública no valore este último desafío de Pyongyang como una simple bravata, el militar advirtió de que el plan para ejecutar el “ataque envolvente” contra Guam, del que Pyongyang habló en la víspera, se está analizando y estará terminado estos días para serle presentado a Kim Jong-un.
El plan, dijo, pasa por lanzar cuatro misiles Hwasong-12 de rango medio-largo que sobrevolarán “las prefecturas japonesas de Shimane, Hiroshima y Kochi (occidente del archipiélago nipón) y recorrerán 3.356,7 kilómetros durante 1.065 segundos (casi 18 minutos) antes de golpear las aguas a unos 30 o 40 kilómetros de Guam”. La distancia descrita corresponde a la que media aproximadamente entre el aeropuerto de Panghyon -desde el cual Pyongyang realizó el único lanzamiento exitoso del Hwasong-12 el pasado mayo- y las aguas frente a la costa noroeste de Guam, hacia las que miran la base naval y aérea estadounidense.
Medios norcoreanos también mostraron ayer una movilización de decenas de miles de ciudadanos que desfilaron por la plaza Kim Il-sung de Pyongyang el miércoles, portando pancartas en defensa del líder Kim Jong-un y en contra de las últimas sanciones de la ONU para castigar los recientes lanzamientos de misiles de Pyongyang.
otro escalón más El mensaje lanzado ayer por Pyongyang incrementó así en otro peldaño una escalada verbal con Washington que arrancó el lunes, cuando el régimen amenazó con un ataque en represalia por la campaña estadounidense para que la ONU aprobase las mencionadas sanciones, que buscan recortar en un tercio las exportaciones norcoreanas.
Donald Trump respondió entonces que el país asiático “se encontrará con una furia y un fuego jamás vistos en el mundo” si no deja de amenazar a su país. Lo hizo coincidiendo con el envío a la península coreana de dos de sus bombarderos estacionados en Guam, lo que dio pie a las amenazas de ataque norcoreanas contra esta isla, a la que ya había amagado con atacar anteriormente.
El teniente general norcoreano tuvo ayer palabras también para Trump, al que acusó de “soltar un montón de tonterías” ‘sobre fuego y furia’”, y de “no ser capaz de entender la gravedad de la actual situación”. “El diálogo sensato no es posible con un tipo como este desprovisto de razonamiento y sólo la fuerza bruta puede funcionar con él”, sentenció.
Estos cruces de declaraciones se ven con preocupación desde Seúl, donde el Jefe del Estado Mayor Conjunto, Roh Jae-cheon, amenazó con responder de manera “contundente y decidida” si Pyongyang opta por lanzar un ataque contra territorio estadounidense o surcoreano.
Por su parte, el Consejo de Seguridad Nacional surcoreano consideró tras una reunión que la situación de seguridad en la península “se está tornando seria” e instó al Norte a “cesar en sus provocaciones”, al tiempo que recordó que la puerta al diálogo con Pyongyang sigue abierta.