El cairo - La calma reinó ayer en el suroeste de Siria en el primer día de la tregua anunciada el viernes por Rusia y Estados Unidos en las provincias sirias de Al Quneitra, Deraa y Al Sueida, sin que se registren violaciones hasta el momento. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos aseguró que desde la entrada en vigor de la tregua “no se produjo ninguna violación en ninguna provincia”, donde están presentes los rebeldes armados. El acuerdo para detener los combates fue alcanzado durante la cumbre del G-20 en Hamburgo por los presidentes de EEUU y Rusia, Donald Trump y Vladimir Putin, respectivamente. Sin embargo, en estas tres regiones del suroeste sirio ya rige una tregua declarada unilateralmente por el Gobierno sirio el domingo pasado.
La creación de una “zona de reducción de la tensión” en el suroeste de Siria permitirá la entrada de ayuda humanitaria y hará posible la instauración de una tregua duradera en esa región. Deraa, fronteriza con Jordania, es considerada la “cuna de la revolución” siria, porque en ella empezaron las protestas antigubernamentales en marzo de 2011 que derivaron en un conflicto bélico. Allí tienen presencia grupos rebeldes e islámicos, entre ellos el Organismo de Liberación del Levante, la alianza de la exfilial de Al Qaeda, al igual que en Al Quneitra y en Al Sueida, ya que suele actuar mezclada con otras facciones sirias.
El convenio estipuló el despliegue de fuerzas rusas en las zonas del cese de hostilidades en las tres provincias, con el fin de “supervisar el alto de fuego y la ejecución de la tregua”, adujo la ONG. Asimismo, las facciones rebeldes incluidas en el acuerdo se encargarán de proteger las instalaciones públicas y privadas. Estipuló también la salida de todo aquel que no esté de acuerdo, así como la retirada de todos los miembros armados leales al régimen que no tengan la nacionalidad siria. Cuando la zona regrese a la calma, se prepararán áreas seguras para la vuelta gradual de los refugiados que se encuentran en Jordania, país que acoge a casi 700.000 sirios, aseguró el Observatorio. - Efe