La izquierda franco-corsa, que continúa retrocediendo después de la pérdida de importantes ayuntamientos y del gobierno regional, se ha quedado sin representación en la Asamblea Nacional y la derecha ha perdido dos de sus tres escaños. Ninguno de los diputados salientes fue reelegido en las pasadas elecciones, que mostraron, asimismo, que el macronismo no acaba de cuajar en la isla. Los candidatos pro Macron eran cercanos a Paul Giacobbi, el antiguo presidente corso imputado por malversación de fondos. La Justicia reprocha a Giacobbi haber utilizado una subvención pública en beneficio personal.

Tras la desaparición de la lucha armada, la unión de autonomistas e independentistas corsos representa la alternativa, sobre todo entre los más jóvenes. En las elecciones municipales de 2014, los nacionalistas obtuvieron buenos resultados y la Alcaldía de Bastia, la segunda ciudad de la isla, mientras que en los comicios regionales de 2015 la alianza de las dos listas nacionalistas fue la opción más votada, al conseguir un 35% de los votos y 24 escaños en la Asamblea Territorial, a dos escaños de la mayoría absoluta.

Un paso más Los nacionalistas Jean Felix Acquaviva (63,16%), Michel Castelani (60,81%), Paul André Colombani (55,22%) y el conservador Jean Jacques Ferrara (64,99%) son los nuevos diputados corsos tras unas legislativas marcadas por la alta abstención: 50,35% en el conjunto de la isla e incluso 59,24% en la circunscripción de Aiacciu.

La victoria de los nacionalistas ha provocado el fin de la era Rocca Serra, una familia conservadora del sur de la isla que durante tres generaciones y casi un siglo ha ocupado todos los puestos. Camille de Rocca Serra, nieto e hijo de dos pesos pesados de la política que pretendía realizar una cuarta legislatura como diputado en París, ha reconocido que la derecha no ha sabido presentar nuevas propuestas.

Ante el auge del nacionalismo corso, algunos electos no dudan en llamar a la constitución de un “frente republicano”, pero parte de la izquierda y del centro derecha prefieren centrarse en la elaboración de una lista “regionalista” de cara a las elecciones regionales de diciembre.

El periodista de la televisión pública France 3 Corse Via Stella Jean Vitus Albertini afirma que la isla ha entrado en una nueva era política. Según este veterano de la información, la derecha y la izquierda no han desaparecido pero su división, su falta de visión global y la falta de renovación en su discurso han provocado su derrota. “En los últimos años, los nacionalistas son los únicos en aportar ideas nuevas en el debate” señala Albertini. El diario Corse Matin recalca que los nacionalistas son los únicos en hablar de futuro aunque señala que sus propuestas se limitan a ser “la voz de los corsos en París”. El estatuto de residente en la isla, ante la fuerte especulación en las últimas décadas, la amnistía de los presos corsos y un estatus legal para la lengua autóctona son las prioridades de los autonomistas e independentistas que tratan ahora de constituir un grupo propio en la Asamblea Nacional en París.

Los tres diputados corsos, que necesitan 12 aliados, trabajan a destajo para conseguir un grupo propio que integre “los territorios de Francia”. Cuentan ya con al apoyo de representantes de Polinesia, Bretaña e incluso del parlamentario centrista vasco-bearnés Jean Lassalle. Uno de los objetivos del nuevo grupo parlamentario será llevar a París las reivindicaciones mayoritarias en la isla, muchas de ellas aprobadas en la Asamblea Territorial, y que de momento no han tenido respuesta. El nuevo presidente de la República no ha explicado todavía como gestionará el tema corso.

Córcega La isla mediterránea es famosa por el entorno idílico que ofrece cada año a miles de turistas y también porque su tasa de criminalidad es una de las más altas en Europa. En cuarenta años, casi 400 personas han sido asesinadas, entre ellas numerosos cargos electos, entre los que destaca el delegado del Gobierno francés en la isla Claude Erignac, asesinado en 1998. La isla, que fue anexionada por Francia en 1768 es la tierra natal de Napoleón Bonaparte. Su superficie es mayor que la de la Comunidad Autónoma del País Vasco y cuenta con algo más de 320.000 habitantes. Tras varios años de alternancia entre el centro-derecha y la izquierda francesa, esta última perdió el poder en 2015 por supuestos casos de corrupción. El clientelismo y el hecho de que los nacionalistas hayan conseguido demostrar a la sociedad corsa que representan la única alternativa al sistema provocaron un histórico cambio que va cogiendo fuerza. En las redes sociales, los nacionalistas son muy activos, no así sus adversarios políticos. Los observadores subrayan la fractura entre dos sectores, uno que mira al futuro y aporta nuevas ideas al debate y otro anclado en el pasado.

Sin embargo, algunos jóvenes también miran hacia atrás. Es el caso del grupo que en los últimos meses ha protagonizado altercados con la Policía y que hace unos días ha reivindicado la autoría de los últimos ataques perpetrados en la isla contra edificios públicos y sucursales bancarias. Este grupo de encapuchados, armados hasta los dientes, que niega tener relación con partidos políticos, ha exigido a Macron que libere cuanto antes a los prisioneros corsos y conceda un estatus legal para la lengua corsa.