Después de aquel 23 de junio de 2016, cuando un 52% frente a un 48% de los británicos votó a favor de abandonar la UE, la primera ministra, la conservadora Theresa May, repitió hasta aburrir que “Brexit significa Brexit” -una frase que hoy es un enigma- y que era mejor no llegar a un acuerdo con Bruselas que “tener uno malo”. A expensas de alcanzar el consenso con el Partido Unionista Demócrata de Irlanda del Norte para gobernar en minoría y en liza con los proeuropeos y euroescépticos del Partido Conservador, May ha rebajado su tono y se desliza suavemente hacia un Brexit blando.

Dispuesta primero a dejar el mercado único para controlar la inmigración, la primera ministra promete ahora “humildad” para suscribir un pacto que “funcione para todo el Reino Unido” y que “cuente con el máximo apoyo ciudadano”, al tiempo que varios de sus ministros abogan por la permanencia en la unión aduanera. May dio el jueves un primer paso en esta dirección al anunciar ante los líderes del bloque comunitario que el Reino Unido reconocerá los derechos de los europeos con cinco años de residencia. Ese espíritu de apertura fue una de las bazas que arrastró votos para el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, quien quiere que el acuerdo final de salida se someta a votación parlamentaria.

Activado el artículo 50 e iniciadas las negociaciones con Bruselas el pasado lunes, el Reino Unido ha empezado por aceptar la agenda que desde allí se le ha impuesto. El acuerdo financiero del divorcio, que puede costarle hasta 100.000 millones de euros, los derechos de los ciudadanos de la UE y el Reino Unido que viven en uno y otro lado del canal de La Mancha y la frontera de Irlanda del Norte son los asuntos prioritarios.

El profesor de la Universidad de Kent de Política y Relaciones Internacionales, Richard Whitman, que dirige además el Global Europe Centre, declaró a Efe que los comicios del 8 de junio generan una “incertidumbre aguda” sobre un proceso que debe concluir el 29 de marzo de 2019. Destinadas a reforzar el poder de May para negociar el Brexit, prosiguió, las elecciones han hecho que “el camino del Reino Unido hacia la salida de la UE sea altamente impredecible”. “Es incierto si el Parlamento y el público británicos apoyarán al Gobierno durante toda la duración de las negociaciones. Lo único seguro acerca del Brexit es la incertidumbre”, sentenció.

La doctora en Gestión Pública Stella Ladi, profesora de la Universidad Queen Mary de Londres, aludió a la elevada “insatisfacción” e “inestabilidad” política en que se encuentra el país, marcado además por atentados que “demuestran amargamente” que “no está tan lejos o más protegido del terrorismo que el resto de Europa”. La UE, por el contrario, percibió el voto por el Brexit como una “amenaza existencial” y fue “muy rápida” en mostrar “unidad” y en diseñar su calendario de negociaciones y procedimientos, apuntó. Ladi resaltó que “bastantes voces” de la política y la economía empiezan a sugerir que si este país “cambiase de opinión durante el período de negociaciones y decidiese quedarse en la UE, sería posible”. Los expertos dudan de que la ruptura con los 27 se complete en la fecha prevista, por lo que, alcanzado un acuerdo global para “salir del paso”, según matizó Whitman, es probable que ambas partes tengan que consensuar otro periodo de transición.

El ingeniero Ed Molyneux, cofundador de FreeAgent, que asesora a autónomos y microempresas, dijo que doce meses después de la consulta y con las negociaciones iniciadas, no hay seguridad alguna sobre “la dirección a la que el Reino Unido se encamina o sobre cuál será el resultado final de nuestro divorcio”.

La economía del Reino Unido fue sorprendentemente resistente tras el shock inicial y la fuerte depreciación de la libra esterlina contribuyó a un mayor crecimiento, impulsando las exportaciones. Sin embargo, la debilidad de la moneda británica ha comenzado a rebajar los resultados económicos y a pesar en la confianza y el gasto de los consumidores. “Con un Gobierno conservador sin mayoría para gobernar, espero que haya un replanteamiento sobre la dirección de la estrategia para el Brexit. Creo que la búsqueda de una opción más suave, en lugar de los planes duros, será mucho más beneficiosa para la economía”, concluyó.