Washington - El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se enfrenta a muchos frentes abiertos tras el despido de James Comey como director del FBI, entre ellos cómo debe seguir la investigación de la supuesta injerencia rusa en las elecciones y una posible reorganización de su círculo de asesores en la Casa Blanca. El despido fulminante de Comey, anunciado el martes, ha provocado una crisis sin precedentes en el Gobierno de Trump, sobre todo por las contradicciones de la Casa Blanca al explicar la decisión del mandatario y las supuestas grabaciones de conversaciones privadas entre el magnate y el entonces jefe del FBI.

Comey investigaba al frente del FBI la presunta intromisión rusa en las elecciones de noviembre pasado en EEUU, así como los posibles lazos de la campaña de Trump con el Kremlin. Ante la ausencia de voces de la Casa Blanca en los principales programas de debate político de los domingos, los demócratas tomaron la iniciativa y reiteraron la urgencia de que se nombre a un fiscal especial independiente para investigar los posibles vínculos entre la campaña de Trump y Rusia.

Mientras, el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, sugirió que es partidario de apoyar un bloqueo a la nominación de un nuevo director para el FBI hasta que se designe a ese fiscal independiente. “Creo que hay muchos demócratas que se sienten de esa manera”, dijo Schumer al agregar que prevé hablar de esa medida de presión con el resto de senadores de su bancada. - Miriam Burgués