Argel - El Frente de Liberación Nacional (FLN), que lidera el presidente de Argelia, Abdelaziz Buteflika, sufrió un fuerte retroceso pese a ganar las elecciones legislativas celebradas el jueves en medio de la apatía de los argelinos, que apenas se acercaron a las urnas. Según datos oficiales facilitados ayer por el ministro de Interior, Nuredin Bedaui, el FLN, que controla el país desde la independencia de Francia en 1962, obtuvo 164 de los 462 escaños, 56 menos de los logrados en los comicios de 2012. Un acusado retroceso en el apoyo popular que sumado al altísimo porcentaje de abstención -cifrada en un 61,75 por ciento- dibujan un panorama inquietante para un país sumido desde hace más de tres años en una grave crisis económica y social.

Durante toda la campaña, y ante los indicios que apuntaban a que la abstención sería histórica, las autoridades argelinas llamaron a la movilización masiva y presentaron los comicios como una especie de plebiscito sobre la enmienda constitucional de 2016 y las reformas económicas impulsadas por el presidente.

sólo ocho millones “Si se estudian las cifras, se observa que apenas ocho millones de argelinos han acudido a la convocatoria” de los 23 millones con derecho a voto y los 40 millones de habitantes del país, explicó a Efe un periodista local que prefiere no ser identificado. “Eso significa -dedujo- que menos de la mitad de los que han votado han optado por una papeleta del FLN”, una situación que no se producía desde los comicios de 1991, los primeros que se celebraron con sistema pluripartidista.

Aquella cita se había se había previsto a dos vueltas, pero la segunda fue cancelada por la autoridad militar ante la evidente victoria del Frente Islámico de Salvación, hecho que desencadenó una guerra civil de 10 años en la que murieron más de 300.000 personas.

Un cuarto de siglo después, el FLN se tiene que aplicar de nuevo para explicar un desplome de apoyo y participación -se ha situado en un 38,25%, apenas dos puntos por encima del mínimo histórico de 2007- que analistas locales e internacionales achacan al hartazgo de los jóvenes. A falta de estadísticas oficiales, todo apunta a que han sido los menores de 30 años los más reticentes a participar en un juego que ven controlado por la vieja guardia. - Efe