Mosul - Un centenar de niños ha muerto de hambre desde que el pasado febrero comenzó el asedio al casco antiguo de la ciudad iraquí de Mosul, donde se ha hecho fuerte el grupo terrorista Estado Islámico (EI), dijeron ayer activistas y testigos. El director regional de la ONG Foro del Niño, Muataz al Raui, explicó que el sitio al casco antiguo, impuesto por los militares y la Policía iraquíes, ha agotado las existencias de fórmula para lactantes, leche y otros alimentos, lo que ha contribuido a la muerte de numerosos bebés y recién nacidos. Al Raui acusó al EI y a las fuerzas militares de la coalición liderada por EEUU de ser responsables de cometer un “crimen contra la humanidad” y una “gran y grave violación” contra los menores que están atrapados en Mosul, a la vez que advirtió que habrá más víctimas entre los niños debido al “asfixiante asedio” impuesto por las fuerzas gubernamentales. Según cálculos de Unicef, unos 220.000 menores de edad siguen atrapados en los barrios bajo el control de los terroristas y se encuentran en peligro extremo y “sin salida” por los enfrentamientos.

Desde el comienzo el pasado octubre de la ofensiva contra el EI en la provincia de Nínive, cuya capital es Mosul, cerca de 500.000 civiles se han visto desplazadas, cerca de la mitad de ellos, menores de edad, según un reciente comunicado de Unicef. Tan solo en las últimas seis semanas, unos 151.000 niños huyeron de los combates con sus familias de los barrios del oeste de Mosul, señala.

Una de las menores que a punto estuvo de morir de hambre es la pequeña Almas, de seis meses de edad, que llegó a desmayarse por la falta de alimentos mientras sus padres huían de los combates.

bombardearon su casa El padre de la niña, Rabia Zahir Abdulhadi, dijo que la familia consiguió huir del barrio de Al Yamia al Nury al Qabir, en el centro de Mosul, después de que su casa hubiera sido bombardeada por la coalición que lidera EEUU y estaba a punto de derrumbarse y tras haber consumido todos los suministros que habían almacenado.

La familia se escapó por la noche hacia el barrio de Al Rifaai, al que llegaron después de caminar durante cuatro horas a través de calles estrechas, llenas de escombros, en medio de continuos bombardeos y disparos de artillería de los militares y los tiros de los francotiradores del EI.

Abdulhadi relató que fue una noche “terrible”, su hija Almas no paraba de llorar por el hambre, mientras ellos veían decenas de cadáveres desperdigados por las calles y las casas destruidas y hundidas sobre las cabezas de sus propietarios. Asegura que fueron rescatados de forma “milagrosa” y, al llegar a casa de un familiar, Almas se desmayó por el hambre, con la suerte de que un vecino, que es médico, le proporcionó alimentación vía intravenosa. Dos horas después, Almas recuperó la conciencia y está mejorando poco a poco, pero aún padece deshidratación por lo que ha sufrido durante los días pasados. “Mis otros tres niños todavía sufren de escasez de alimentos. Tienen la cara pálida. El hambre sigue dominando las zonas asediadas de las que huimos. Murieron tres bebés de nuestros vecinos en el caso antiguo de Mosul. Sus lloros se oían en todo el barrio, junto al ruido de las bombas que nos caen como lluvia” desde el cielo, señaló. - Efe