Ciudad del Vaticano - Francisco recibió ayer a los líderes de la Unión Europea, a quienes recordó que Europa tiene una identidad “multicultural” y advirtió contra las tendencias que apuntan a su disgregación. El pontífice recibió en la Sala Regia del Vaticano a los líderes comunitarios que celebrarán hoy en Roma el 60 aniversario de la firma de los tratados fundacionales de la UE y aprovechó la solemne ocasión para instarles a ser fieles al principio de solidaridad. Y ello para “hacer frente a las fuerzas centrífugas”, referencia que hizo en ausencia de la máxima representación del Reino Unido, país que se dispone en breve a iniciar el proceso de abandono de la Unión.

El Papa advirtió, en un discurso crítico pero carente de los duros reproches que dirigió en el pasado a la dirección que tomó la UE en los últimos tiempos, contra “la tentación de reducir los ideales fundacionales de la Unión a las exigencias productivas, económicas y financieras”.

Jorge Bergoglio repitió en sus palabras a los líderes comunitarios las alusiones a los principios de solidaridad de los que dotaron a la Europa recién salida de la II Guerra Mundial los padres fundadores que promovieron los tratados, cuya firma en Roma en 1957 la Unión conmemora el sábado en la capital italiana. El Papa avisó: Europa “no es un conjunto de normas que cumplir, o un manual de protocolos y procedimientos que seguir”, y apeló a las enseñanzas de aquellos “padres fundadores”. “A menudo se olvida también otra gran conquista fruto de la solidaridad sancionada el 25 de marzo de 1957: el tiempo de paz más largo de los últimos siglos”, continuó el Papa, quien recordó las palabras que él mismo pronunció a principios de este mismo año. Entonces dijo al cuerpo diplomático acreditado en la Santa Sede que “para muchos la paz es de alguna manera un bien que se da por descontado, y así no es difícil que se acabe por considerarla superflua. Por el contrario, la paz es un bien valioso y esencial”.

Francisco consideró que los sesenta años se consideran como “el tiempo de la plena madurez”.

“Una edad crucial en la que estamos llamados de nuevo a revisarnos. También hoy, la Unión Europea está llamada a un replanteamiento, a curar los inevitables achaques que vienen con los años y a encontrar nuevas vías para continuar su propio camino”. Pero, subrayó, la UE “no tiene ante ella una inevitable vejez, sino la posibilidad de una nueva juventud. Su éxito dependerá de la voluntad de trabajar una vez más juntos y del deseo de apostar por el futuro”. - Efe