La Haya - Las negociaciones para la formación de Gobierno en Holanda llevarán al próximo Ejecutivo a dar un giro a la derecha, según varios expertos, ya que muy probablemente Rutte buscará el apoyo de al menos dos partidos cristianos y de los liberales progresistas, excluyendo a la izquierda. Para poder formar Gobierno, el Parlamento designará en los próximos días a un informador, una figura política que en el pasado era nombrada por el monarca pero que a partir de 2012 recibe el mandato del Parlamento.
“El informador será, con un 99’9% de probabilidades, un miembro del partido liberal VVD”, asegura el profesor de Historia Moderna de Holanda de la Universidad de Utrecht, James Kennedy.
Esta figura tendrá como labor iniciar una ronda de contactos con los cabezas de lista de los partidos para sondear si existe una mayoría suficiente para formar un Ejecutivo estable. Una vez el informador explore las diferentes posibilidades, designará a un formador, la persona que se encargará de formar el Gobierno de coalición y que muy probablemente será el líder de los liberales de derecha, Mark Rutte, cuyo partido (VVD) fue el más votado en las elecciones celebradas ayer. No obstante, el líder del VVD tendrá que desplegar sus dotes negociadoras para conseguir su tercer mandato al frente del Ejecutivo. Su partido tiene 33 escaños y la mayoría absoluta está en 76, por lo que deberá pactar, al menos, con otros tres partidos.
Las negociaciones para formar Gobierno pueden durar varias semanas o incluso meses. Tras los anteriores comicios, socialdemócratas y liberales de derecha necesitaron 54 días para llegar a un acuerdo. No obstante, la amplia fragmentación del actual Parlamento puede llevar a que, en esta ocasión, se necesite más tiempo. Durante la campaña electoral, Rutte señaló que los dos partidos más cercanos a su programa electoral eran los democristianos del CDA y a los liberales progresistas de D66, formaciones que han conseguido este miércoles 19 escaños cada una.
Los politólogos consultados dan por hecho que Rutte se acercará a ellos en primer lugar. La suma total de los tres llegaría a los 71 escaños, así que necesitaría al menos cinco más para conseguir los 76 que otorgan la mayoría absoluta.
la llave, los protestantes de UC “Lo más probable es que Rutte le pida el apoyo a la Unión Cristiana (CU) y deje fuera a toda la izquierda”, aseguraba el profesor de Ciencia Política de la Universidad Libre de Amsterdam, Paul Pennings. Esta formación política, protestante y de un corte más social que el CDA, consiguió cinco asientos en el Parlamento, por lo que Rutte conseguiría con su apoyo los ansiados 76 escaños. El problema que tendría el líder del VVD en ese caso sería la debilidad del Ejecutivo. “Podría ocurrir que un diputado abandonara y el Gobierno ya no tuviera mayoría”, indica Pennings. Para evitar esto, Rutte podría intentar llegar a pactos con otro partido cristiano, los calvinistas del SGP, que obtuvieron tres diputados, aseguraba Pennings.
Si esa fuera la coalición formada, el profesor de la Universidad de Utrecht James Kennedy ve poco probable que Groenlinks (Verdes de Izquierda), que ha dado la sorpresa al obtener 14 escaños, vaya a entrar en el Gobierno. “No creo que estos partidos quieran tener algo que ver con ellos”, explica aunque puntualiza que tampoco lo descarta al 100%.
Las elecciones celebradas el miércoles fueron un espaldarazo para Rutte ya que, a pesar de que su partido ha perdido 8 escaños respecto a los últimos comicios, consiguió mejorar el resultado que le pronosticaban las encuestas.
los aciertos de Rutte Su éxito se debió, según el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Libre de Amsterdam, Patrick Overeem, a dos aciertos durante la campaña electoral. Por un lado, “dejó claro que no iba a formar una coalición con Geert Wilders, por lo que mucha gente entendió que si votaba al PVV sería un voto perdido”. El líder ultraderechista quedó segundo, pero obtuvo menos escaños de los que le pronosticaban las encuestas.
Por otro lado, Overeem señala la posición que tomó Rutte en la reciente crisis diplomática entre Amsterdam y Ankara. “Fue fuerte, claro y dio respuesta a los retos de Turquía. Mucha gente pudo decir entonces que no necesitaban a alguien como Wilders”, indicó. - Efe