París - La deprimida periferia norte de París vivió la pasada noche su duodécima jornada de protestas contra la violencia policial, que han causado más de un centenar de detenciones y amenazan con reproducir la revuelta de 2005, a menos de diez semanas de las elecciones presidenciales. Los continuos llamamientos al orden de las autoridades francesas no parecen aplacar la ira de los habitantes de esos municipios, espoleados por la violenta detención el pasado día 2 en Aulnay-sous-Bois del joven Théo, ingresado con un desgarro anal. Cuatro agentes están imputados por uso de la violencia y uno, además, por violación.
En reacción al suceso, jóvenes de esas localidades, que albergan un alto porcentaje de población de origen inmigrante, se han echado a la calle, incendiado vehículos y mobiliario urbano y atacado comisarías.
La revuelta, todavía muy lejos de la que puso en jaque al Gobierno en 2005, cuando se vio obligado a decretar el toque de queda, no se extingue en los últimos días.
El motivo fue la filtración del informe preliminar de la investigación interna de la policía que reconoce que el arresto de Théo fue violento, pero que considera involuntario el desgarro anal y que no hubo violación. Temerosos de que las fuerzas del orden quieran cubrir a sus agentes, los jóvenes de la periferia han mantenido las protestas en los últimos días. Se superan ya los 200 vehículos dañados y los 160 contenedores incendiados en una contestación que, paulatinamente, se ha expandido a más municipios de la periferia. Las noticias de las últimas horas amenazan con empeorar aun más las cosas.
El diario L’Humanité publicó que el comisario de Aulnay-sous-Bois ya había sido condenado por ocultar una agresión policial en 2004. - Efe