Jerusalén - El Gobierno de Israel convocó a los embajadores de los países del Consejo de Seguridad de la ONU para censurarles su apoyo a la resolución que el viernes declaró ilegales las colonias judías, mientras la derecha nacionalista exige “anexionar” partes del territorio palestino ocupado de Cisjordania.

Uno tras otro, los representantes de China, Francia, Rusia, Gran Bretaña, España (que preside el Consejo este mes), Egipto, Japón, Ucrania, Uruguay y Angola han ido visitando a sus interlocutores en el Ministerio de Exteriores en Jerusalén para una “reunión de clarificación”, según fuentes diplomáticas consultadas.

Las fuentes explicaron que debido a que era día de Navidad -el diario progresista Haaretz comparaba la situación con “convocar a un diplomático israelí en Yom Kipur”, el día más sagrado del judaísmo- algunos de los embajadores no se encuentran en el país, por lo que han acudido sus segundos o encargados de negocios.

Fuentes diplomáticas españolas en Tel Aviv confirmaron la recepción de la convocatoria y señalaron que acudiría el encargado de negocios en este momento, Miguel Moro Aguilar, segundo del embajador Fernando Carderar Soler.

La oficina del primer ministro y titular de Exteriores, Benjamín Netanyahu, también ha convocado al embajador de EEUU, Dan Shapiro, con la intención de “reprocharle” la abstención de su país en la ONU, según el servicio de noticias Ynet.

Se trata de una convocatoria sin precedentes en la historia diplomática de estos dos aliados.

Aprobada por catorce votos a favor, ninguno en contra y la crucial abstención de Washington, la resolución exige el cese “inmediato” y “completo” de los asentamientos judíos en el territorio ocupado de Cisjordania y Jerusalén Este e insiste en que la solución al conflicto de Oriente Medio pasa por la creación de un Estado palestino que conviva junto a Israel.

La resolución ha conducido a un choque frontal entre Israel y el presidente Barack Obama, al que Netanyahu ha acusado de “abandonar a su suerte” a Israel en una “resolución antiisraelí vergonzosa”.

Ayer, en su acusación más explícita, el primer ministro dijo al comenzar la reunión semanal del Consejo de Ministros: “De la información que tenemos, no nos cabe duda de que la Administración Obama estuvo detrás de su gestación, la apoyó, coordinó su redacción y exigió su aprobación”.

Horas antes el ministro de Medio Ambiente, Zeev Elkin, reveló que había constatado con las autoridades de Ucrania que Washington les exigió el voto a favor, cuando Kiev se inclinaba por la abstención.

Los únicos países que no han sido convocados a “clarificación” han sido Venezuela y Malasia, con los que Israel no tiene relaciones diplomáticas, y Nueva Zelanda y Senegal, que no tienen embajador. Estos cuatro países apadrinaron la resolución después de que Egipto, redactor original, la retirase de la mesa del Consejo por presiones de Israel.

Netanyahu llamó el sábado a consultas a sus embajadores en Nueva Zelanda y Senegal y suspendió a este último país toda cooperación y ayuda financiera, una medida que también fue aplicada a cuatro organismos de la ONU.

El ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, ordenó ayer al Ejército la suspensión de los contactos de carácter “civil y político” con la Autoridad Nacional Palestina (ANP), en una decisión que no afecta por ahora a la cooperación en materia de seguridad.

La resolución domina desde el viernes casi toda la agenda política israelí, con llamamientos como el del ministro y líder de un partido procolonización, Naftalí Bennet, para anexionarse las zonas C de Cisjordania, que representan algo más de la mitad del territorio palestino.

“Hay dos alternativas: rendirse o soberanía. Rendirse y ceder lo hemos intentado desde hace 25 años. Ha llegado el momento de pasar a la soberanía”, afirmó en declaraciones que recoge Ynet. Las zonas C, según los acuerdos de Oslo, son aquellas en las que Israel mantiene el control absoluto, mientras las A están bajo control de la ANP y las B son de control compartido.

Pero Netanyahu pidió ayer que se rebajen las demandas de anexión o construcción masiva en las colonias, dado el temor a una nueva resolución de la ONU, quizás acompañada de sanciones, antes de que Obama abandone la Casa Blanca.

Sin veto de eeuu La resolución, que causó indignación en Netanyahu, más que nada porque EEUU abandonó su tradicional política de veto, fue aprobada con 14 votos a favor, ninguno en contra y una abstención.

Su texto exige el cese “inmediato” y “completo” de los asentamientos judíos en territorio ocupado e insiste en que la solución al conflicto de Oriente Medio pasa por la creación de un Estado palestino que conviva junto a Israel.

Frente a las severas condenas de la derecha radical contra el presidente estadounidense Barack Obama, y a las críticas de los políticos de centroizquierda a Netanyahu por catalizar la resolución con su propia política colonizadora, los comentaristas están divididos sobre el impacto que tendrá la resolución.

Para Barak Ravid, del diario Haaretz, es una decisión “sin carga efectiva”, dado que ha sido aprobada sin mecanismos sancionadores y, por lo tanto, a corto y medio plazo no deja de ser una “resolución declarativa”.

Aluf Ben, editor en jefe del mismo diario, discrepa con él y advierte de que la derecha radical israelí exigirá ahora “hechos en el terreno” y relanzar la colonización, que Netanyahu mantenía a fuego lento por presiones de Washington.

En el lado palestino, la satisfacción era el sábado generalizada después de intensos años de trabajo diplomático, que han dado frutos cuando Obama está a punto de abandonar la Casa Blanca, donde le sustituirá el 20 de enero Donald Trump, que en principio parece mucho más afín a la ideología de Netanyahu. Aún así, el presidente palestino, Mahmud Abbas, y el secretario general de la OLP, Saeb Erekat, la consideran una buena “bofetada” a Israel y una reivindicación de que la solución de dos Estados no está muerta.