La Haya - La Kusticia holandesa consideró ayer al líder de la ultraderecha Geert Wilders culpable de incitar a la discriminación pero no al odio, en una condena simbólica calificada por el político de “vergüenza” por parte del tribunal. La Corte consideró “legal y suficientemente probados” los cargos por “insultos a un grupo”, después de las declaraciones en las que Wilders prometía en 2014 reducir la cantidad de marroquíes en Holanda. Sin embargo, el tribunal explicó que los cargos por incitación al odio “no han sido probados legalmente y de forma convincente” durante el proceso judicial.

El político no tendrá que pagar los 5.000 euros exigidos por la Fiscalía como pena porque “basta con que el condenado sepa que no debería” hacer esas declaraciones, según los jueces. “No me lo puedo creer, acabo de ser condenado porque he hecho una pregunta sobre los marroquíes”, exclamó en un mensaje de vídeo posterior al dictamen. Se trata de una sentencia “vergonzosa” que solo le hace “más fuerte -aseguró- y precisó que la gente “está harta de la corrección política de una élite que solo se preocupa por sí misma”.

Wilders, que atacó a políticos, jueces y periodistas, señaló que ni él ni sus seguidores son “racistas” y prometió “recuperar la libertad de expresión, el bien más preciado de los holandeses” cuando gane las elecciones. El analista político holandés Dieterik Brink señaló que los jueces tenían “un caso muy espinoso entre manos” y consideró “positivo” el hecho de que no haya habido ninguna pena contra Wilders.

“Es muy difícil mantener el equilibrio, determinar dónde está el balance. Es un político que ofendió a mucha gente, que se ha pasado de la raya, pero al fin y al cabo hay que tener en cuenta su libertad de expresión”, analizó. Para el analista, lo más importante es “el mensaje de esta sentencia” que establece “lo que está permitido decir y lo que no” a los políticos. En cuanto a la reacción de Wilders, Brink considera que es una “jugada política” y que ha preferido “usar la sentencia a su favor”, en lugar de limitarse a anunciar que va a recurrirla.

“Esto influirá en los votantes porque hay mucha gente que considera que le están quitando su país, que el sistema les ataca y que este juicio es una forma de callarle la boca al único político capaz de decir la verdad”, afirma el analista.

Por su parte, el político holandés de origen marroquí Ahmed Marcouch explicó que la condena “demuestra que la libertad de expresión no significa libertad para incitar al odio, al racismo y a la división” de la sociedad. “Animamos a los ciudadanos a denunciar situaciones como esta porque nadie está por encima de la ley”, aseguró.