París - La última propuesta de la líder del Frente Nacional (FN) francés, Marine Le Pen, pone una vez más el foco en la inmigración: ha anunciado su intención de poner fin a la escolarización gratuita para los hijos de extranjeros que se encuentren en situación irregular en el país, en caso de llegar al poder tras las elecciones de la próxima primavera. “Si venís a nuestro país, no esperéis ser atendidos, curados, que vuestros hijos sean educados gratuitamente. Eso se ha terminado. ¡Es el fin del recreo!”, indicó en un encuentro organizado ayer por el instituto demoscópico BVA. “Creo que la solidaridad debe ir dirigida a los franceses”, sentenció la líder ultraderechista, bien situada en las encuestas de cara a la cita electoral de próximo año.
Así, la “prioridad nacional” que abandera el FN, que dibuja una Francia castigada por la inmigración, las élites y la Unión Europea, llega también a la Educación. Antes ya le había tocado el turno a las ayudas sociales, el trabajo o el acceso a la salud. En el pasado, Le Pen ya propuso la reducción de inmigrantes regulares a 10.000 al año, sin reagrupación familiar, ni nacionalización automática al cabo de los años. Asimismo, el Frente Nacional también ha abogado por la aprobación de una ley que obligue a todas las oficinas de empleo y empresas a ofrecer trabajo “primero a los que tengan la nacionalidad francesa”.
“Vamos a reservar nuestros esfuerzos y nuestra solidaridad nacional a los más humildes, a los más modestos, a los más pobres de entre nosotros”, señaló ayer Le Pen. En declaraciones a la emisora Europe 1, la líder ultraderechista dejó claro que la educación gratuita estará reservada para aquellos extranjeros en situación administrativa regular y abrió la puerta a una contribución al sistema escolar por parte del resto que no precisó. Esta propuesta fue inmediatamente rechazada por el Gobierno socialista de François Hollande a través de su ministra de Educación, Najat Vallaud-Belkacem.
“Al decir eso, algo que condeno firmemente, la señora Le Pen demuestra tanto una indiferencia total a la situaciones terribles que sufren algunos niños, como un pésimo conocimiento de todos los principios republicanos (de igualdad) y de las convenciones internacionales que ha firmado Francia”, declaró la ministra, de origen marroquí. Vallaud-Belkacem, miembro del Partido Socialista, afirmó que si se aplicase el plan de Le Pen, Francia violaría el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y el 28 de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, que consagran el derecho a una educación obligatoria y gratuita. Según la ministra, la declaración de La Pen “deteriora” la imagen de Francia y demuestra un olvido de los ideales republicanos de libertad, igualdad y fraternidad que han forjado la historia del país.
Auge xenófobo Por su parte, Olivier Besancenot, candidato a la presidencia por la Liga Comunista Revolucionaria, tiró de ironía en Twitter y apostó por una “educación gratuita para los racistas”. Le Pen parte con notables expectativas electorales para las presidenciales de 2017. De hecho, a día de hoy los sondeos muestran que la batalla está entre ella y el candidato conservador François Fillon, de Los Republicanos. Los socialistas, hundidos en las encuestas, todavía no han elegido a su candidato ante la renuncia de Hollande de presentarse a la reelección. Tras el anuncio del presidente francés, realizado esta misma semana, el primer ministro Manuel Valls renunció a su cargo para presentarse a las primarias del partido gubernamental.
Los analistas temen que el triunfo de movimientos populistas, xenófobos y proteccionistas como los que llevaron a la presidencia de Estados Unidos a Donald Trump o los que propiciaron la salida del Reino Unido de la Unión Europea contagie a Francia y aúpe a Le Pen a la presidencia francesa. La candidata ultraderechista ha logrado un espectacular auge electoral en Francia con un programa económico antiliberal e intervencionista, una lucha frontal contra Bruselas y a la defensa de “los franceses primero”, culpando así a los inmigrantes de los problemas de Francia.
Tras el triunfo del Brexit el pasado junio en el Reino Unido, Le Pen pidió un referéndum sobre la salida de Francia de la Unión Europea. El pasado fin de semana, tras el fracaso del primer ministro Matteo Renzi en el plebiscito, Le Pen expresó: “Los italianos han repudiado a la UE y a Renzi”. De hecho, celebró el triunfo frente a “la tiranía de Bruselas” y las medidas impuestas desde las instituciones comunitarias.
Reino Unido En contra de las tesis de estos nuevos líderes que acarician el poder en Europea en los últimos tiempos, un análisis del Instituto Nacional británico de Investigaciones Económicas y Sociales (NIESR por sus siglas en inglés) destacó ayer que la bajada en el número de inmigrantes de la UE recibidos por Reino Unido a raíz del Brexit tendría un impacto considerable sobre la riqueza de los ciudadanos británicos, que verían caer su PIB per cápita entre un 3,38% y un 5,36% hasta 2030.
Según el escenario central manejado por el think tank británico, la inmigración de ciudadanos de países de la UE se reduciría hasta en unas 91.000 personas entre 2016 y 2020, mientras que en un escenario más extremo, la institución cifra el retroceso en 150.000 personas. En el primer caso, el impacto acumulado sobre el PIB per cápita de Reino Unido oscilaría entre un 0,92% y un 3,38%, mientras que en el peor escenario manejado este impacto sería de entre el 1,53% y el 5,36%.
“Nuestras estimaciones sugieren que los efectos negativos sobre el PIB per cápita serán significativos, acercándose potencialmente a aquellos resultantes del menor comercio”, indicó Jonathan Portes, uno de los autores del estudio. - Efe/E.P.