París - El expresidente Nicolas Sarkozy y los ex primeros ministros Alain Juppé y François Fillon, los tres favoritos de las primarias del centro-derecha de Francia, se enfrentan hoy en una primera vuelta que designará a los dos finalistas para el voto definitivo del próximo domingo. Los territorios franceses de ultramar abrieron ya ayer los primeros despachos de voto, aunque será hoy cuando la Francia metropolitana designe al candidato conservador a las próximas elecciones presidenciales de abril-mayo.

Una cita esencial, porque los sondeos otorgan al postulante de la derecha y el centro muchas opciones de ganar el Elíseo, frente a una izquierda dividida y una ultraderecha que no logra aglutinar a más de la mitad de los franceses. En ese contexto, a medio año de las presidenciales, los conservadores cuentan con que las primarias sirvan de plataforma de lanzamiento de su candidato, a imagen de lo que en 2011 sirvió de trampolín al socialista François Hollande para alcanzar el Elíseo al año siguiente.

Para ello, los conservadores cuentan con que la participación sea importante, incluso superior a los 2,6 millones de personas que votaron en las primarias de la izquierda, el único referente que existe de ese tipo y de esa envergadura en Francia. Difícil estimar la participación, porque todos los franceses mayores de 18 años pueden ir a votar, a condición de pagar una contribución de 2 euros y firmar una carta de adhesión a los valores de la derecha y del centro. Un trámite que pueden cumplir incluso el mismo día del voto, por lo que resulta complejo determinar el cuerpo electoral y eso dificulta predecir el resultado.

Hasta 72.000 voluntarios se han movilizado para organizar el escrutinio, que los conservadores necesitan que se desarrolle sin problemas, cuatro años después de que la elección del presidente del partido, abierta a todos los militantes por vez primera, desembocara en un sonoro escándalo, con acusaciones cruzadas de fraude y pucherazo entre dos candidatos, François Fillon y Jean-François Copé.

Los conservadores quieren espantar ahora el fantasma de aquel momento crítico y borrar cualquier sombra de duda que pueda pesar sobre el resultado, para lo que han establecido un firme sistema de vigilancia y de fiscalización del recuento con representantes de los siete postulantes en cada mesa.