WASHINGTON. Pensilvania otorga 20 votos electorales de los 270 necesarios para ser elegido presidente y es, por tanto, el estado con más peso en el mapa electoral de entre los llamados pendulares (donde el voto está dividido entre republicanos y demócratas), después de Florida, que tiene 29 y que también fue a parar a Trump.
Ese resultado complica enormemente el panorama para la candidata demócrata, Hillary Clinton, que tendría que ganar casi todos los estados que quedan en juego -y que en varios casos se inclinan por el magnate- para llegar muy justa a los 270 votos necesarios.
Se trata además de un duro golpe psicológico para Clinton, que escogió ese estado para hacer el lunes su gran acto de cierre de campaña, en la ciudad de Filadelfia, la más afín a la ex secretaria de Estado.
Trump, por su parte, visitó el estado varias veces en los últimos días y su esposa, Melania, protagonizó allí su único mitin en solitario la semana pasada, con el fin de atraer el voto de las mujeres.
Pero ni siquiera muchos de los simpatizantes de Trump confiaban en su victoria en Pensilvania, que fue muy ajustada, por apenas un punto porcentual, según las proyecciones de los principales medios.
"Es muy difícil que un republicano gane Pensilvania", reconocía en declaraciones a Efe la maestra retirada Dotty Lista, de 61 años, que acudió el pasado jueves al mitin de Melania Trump en la localidad de Berwyn y aseguraba, sin embargo, no creer demasiado en las encuestas.
El candidato republicano logró aglutinar el voto rural y de las zonas siderúrgicas y mineras del oeste del estado, alrededor de Pittsburgh.