Washington - Ha llegado el día. Hillary Clinton o Donald Trump. Es la elección que deberán hacer los estadounidenses hoy, pero de la que todo el mundo está pendiente. Como ocurre cada cuatro años, aunque el país está conformado por 50 estados, tan solo un puñado de ellos son los encargados de marcar la diferencia en las elecciones presidenciales. Son los conocidos como bisagra. La campaña electoral ha llegado a su fin con una decena de estados indecisos, de los cuales cinco serán decisivos hoy: Nevada, Ohio, Iowa, Carolina del Norte y Florida. Este último, en especial, ha sido el gran protagonista de la recta final de la campaña. Es el cuarto estado más poblado del país, casi 20 millones de habitantes, y el que cuenta con un mayor número de electores entre los bisagra: 29.
En Estados Unidos los ciudadanos no eligen de forma directa a su presidente. Escogen a unos representantes, llamados “electores”, que trasladan el voto en el Colegio Electoral, el órgano encargado de nombrar el presidente. Quien gana un estado se lleva todos los electores del territorio. El partido que obtiene al menos 270 votos en este órgano envía a su candidato a la Casa Blanca.
florida, estado controvertido De los cinco estados decisivos, Florida se ha convertido en los últimos tiempos en un estado controvertido: ya se vio en 2000, cuando George W. Bush le ganó la carrera presidencial a Al Gore por una diferencia de tan sólo 537 votos en este estado. Asimismo, su composición demográfica es muy compleja, con inmigración cubana y puertorriqueña, pero con zonas de jubilados blancos. Pero las cosas han cambiado en los últimos años en Florida: si antes los cubanos eran la comunidad más importante del estado, ahora son los puertorriqueños --de los 4,4 millones de hispanos que viven en el estado, un millón son boricuas-. La profunda crisis económica que afecta a Puerto Rico desde hace una década ha obligado a cientos de miles de personas a dejar el país: en la actualidad viven 3,5 millones de puertorriqueños en Puerto Rico y 5,5, en Estados Unidos.
Muchos analistas creen que la decisión de los floridianos podría ser la que verdaderamente decante la balanza electoral y eso se ha reflejado en la cantidad de actos programados por las dos campañas en toda Florida en la recta final de la campaña: desde el 1 de septiembre, Clinton ha visitado el estado una decena de veces, algo menos que su rival, que lo ha hecho hasta en 13 ocasiones. Cabe destacar que el magnate arrasó allí en las primarias, sorprendiendo al aplastar al senador de origen cubano Marco Rubio, de Florida, y ahora las encuestas con Clinton pronostican un margen tan estrecho entre ambos.
Por otro lado, en Nevada, la campaña ha sido constante e intensa en las últimas semanas, sobre todo por parte del equipo de la exsecretaria de Estado, quien no solo ha mandado allí a la candidata, sino que también ha desplegado toda su batería de pesos pesados, con repetidas visitas del presidente Barack Obama y de su número dos, Joe Biden. Nevada es uno de los estados más disputados de esta carrera, donde también hay en juego un asiento en el Senado que podría modificar las mayorías del Congreso entre demócratas y republicanos.
“Nevada no es un voto de confianza ni para los demócratas ni para los republicanos y (...) es también un buen indicador de la votación general”, explica a Efe Eric Herzik, catedrático del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Nevada en Reno. “Desde 1912, Nevada ha votado por el candidato ganador en cada carrera presidencial, excepto en el año 1976. Por lo tanto, hemos votado a favor de (Ronald) Reagan y George H. W. Bush; y luego por (Bill) Clinton dos veces”, recuerda el experto.
Aunque durante un tiempo Clinton lo dio por perdido, Iowa se ha vuelto en las últimas semanas un lugar disputado por los candidatos, que han dejado a un lado sus esfuerzos por Colorado -parece decantarse ya con firmeza por la demócrata- y han decidido centrarse más en este pequeño estado rural. Solo cuenta con 6 votos electorales dado su tamaño, pero es un bastión representativo de la democracia estadounidense, donde el presidente Obama ganó en sus dos legislaturas pese a ser considerado un estado de cariz conservador. Allí Trump llegó a gozar de una ventaja de casi 7 puntos, y ahora apenas les separan 1,4, según la media de las encuestas que arroja RealClearPolitics.
minoría significativa Carolina del Norte es otro de esos lugares paradigmáticos. “Es básicamente un estado al 50-50 y probablemente más estrechamente dividido que cualquier otro estado ahora mismo”, sostiene Steven Green, experto político de la universidad de ese estado. Green resaltó que hay una minoría significativa, especialmente afroamericana, cuya alta participación ayudó a ganar el estado a Obama en 2008, aunque en 2012 lo perdió por un estrecho margen.
“Los demócratas se centrarán mucho en conseguir que la participación de las minorías sea lo más alta posible”, concluye Greene. Mientras, en Ohio, un estado en el Clinton parecía tenerlo todo perdido, podría tener renovadas esperanzas. “Ohio es un estado importante en estas elecciones presidenciales, ya que es muy competitivo y otorga 18 votos electorales. Durante las últimas cuatro elecciones, la diferencia media entre los dos principales candidatos fue del 3% de los votos”, explica Daniel Birdsong, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Dayton (Ohio).
Birdsong recuerda que, históricamente, ningún republicano ha ganado la Presidencia sin ganar Ohio y la última vez que un demócrata ganó la elección presidencial sin hacerse con ese estado fue en 1960. “Ohio será sin duda un factor en esta elección. Los blancos representan una mayor parte de los votantes en Ohio que en la nación en su conjunto, y los hombres blancos de clase obrera han sido el núcleo de apoyo de Trump”, señala el experto.