Calais - La ciudad francesa de Calais, escenario sobre el que se asienta el mayor asentamiento de inmigrantes de Francia, vivió ayer con tensión las horas previas al inicio del desmantelamiento de la jungla y la evacuación de sus miles de habitantes. El Gobierno francés, que se había comprometido a acabar con este campamento antes de finales de año, empezará hoy el traslado de los inmigrantes a los 450 centros provisionales repartidos por todo el Estado francés. Una labor delicada, porque buena parte de los más de 6.000 extranjeros que desde hace meses pueblan la jungla tienen como principal objetivo cruzar el Canal de la Mancha en busca de un futuro mejor en el Reino Unido.
Hablan inglés, muchos de ellos tienen ya familiares en ese país y por eso se habían instalado de forma clandestina en Calais, el lugar del que parten los trenes y ferrys hacia allí. Así se conformó un campamento de refugiados compuesto de chabolas improvisadas, que se había convertido en una patata caliente para el Gobierno socialista de Francia, acorralado entre las críticas de las asociaciones humanitarias y las exigencias de la derecha. En esa tesitura, el presidente, François Hollande, decidió desmantelar el campamento ofreciendo una solución de realojo a sus habitantes. Fruto de esa voluntad, el Ejecutivo ha creado en las últimas semanas un dispositivo que comenzará a trabajar hoy, en el que todos los integrantes de la jungla pasarán diversos filtros para ser dirigidos hacia nuevos destinos.
diferencias entre inmigrantes En las últimas horas, personal oficial y de asociaciones ha comenzado a informarles de que deberán acudir al centro de orientación creado por el Gobierno. Muchos de ellos reciben con regocijo esa información, pero otros lo consideran inútil, porque su voluntad sigue siendo pasar al Reino Unido y, por ello, no quieren alejarse de Calais.
Algunas asociaciones que trabajan con ellos creen que desmantelar la jungla solo servirá para empeorar su situación, porque en el campamento encontraban al menos un mínimo de servicios, como agua corriente y comida, que ya no tendrán tan fácil.
Buen ejemplo de ello son los enfrentamientos registrados en el campamento en las últimas horas entre inmigrantes contrarios al desalojo, activistas que les apoyan y fuerzas del orden. El Gobierno ha desplegado un importante destacamento policial para afrontar esos disturbios, que la pasada noche fueron reprimidos con gases lacrimógenos.
El portavoz del Ministerio del Interior, Pierre-Henry Brandet, aseguró que no tienen intención de forzar a nadie, sino de convencer a los inmigrantes de que se acojan a las opciones que les ofrece Francia. “No vamos a usar medios coercitivos. Estamos tratando de convencerles de que la frontera con el Reino Unido está totalmente cerrada, son muy pocos los que logran pasar. Les decimos que tienen que desconfiar de los mafiosos que les prometen un paso a cambio de dinero”, aseguró.
Brandet se mostró convencido de que la mayor parte aceptarán las soluciones que les propone el Gobierno, aunque reconoce que “una minoría” lo rechaza. El Ejecutivo no tiene prisa y se “tomará el tiempo necesario”. Solo con aquellos inmigrantes en situación más vulnerable y con los menores se actuará de forma más rápida.
Los inmigrantes serán repartidos en tres grupos: los menores aislados, las familias y los adultos, el más mayoritario. El primero de esos colectivos será objeto de una atención especial, pues en virtud de los acuerdos firmados entre Francia y el Reino Unido, este segundo país se comprometió a acogerles en caso de que se demuestre que tienen familiares allí.
dos centenares lo han logrado Casi dos centenares han cruzado ya al otro lado del Canal de la Mancha en esta última semana, según las organizaciones humanitarias. Las familias, pocas en Calais, también recibirán un trato especial, albergadas en tiendas con calefacción, puesto que su tiempo de espera será mayor que el de los adultos aislados, el colectivo más importante de la jungla.
A medida que vayan llegando al centro de gestión, se les clasificará en una de esas categorías y se les propondrá ir a dos regiones diferentes de Francia. Así se irán llenando autobuses que partirán por los centros de acogida, donde serán atendidos a la espera de que se resuelvan sus demandas de asilo. En el primer día, el que se espera una mayor actividad, se han previsto que se llenen 60 autobuses con 50 plazas cada uno. En los sucesivos, el tránsito será más limitado.
Ayer no solo hubo activistas que reivindicaban los derechos de los inmigrantes. Encabezados por Marion Marechal Le Pen, la parlamentaria nieta del fundador del FN, un centenar de ultraderechistas se concentraron para pedir la expulsión los inquilinos del campamento de la jungla así como a favor de denegar la entrada a más refugiados al país.