Río de janeiro - La guerra entre las dos organizaciones criminales más poderosas de Brasil, el Comando Vermelho (CV) y el Primer Comando de la Capital (PCC), ha dejado al menos 18 muertos desde el domingo en enfrentamientos en dos cárceles del país. Ocho presos perdieron ayer la vida en una cárcel del estado de Rondonia tras una pelea entre miembros del CV y el PCC, apenas un día después de que otra reyerta entre las dos bandas dejara diez víctimas en un centro penitenciario de Roraima durante el horario de visitas.
Los ocho internos murieron ayer asfixiados en un incendio en la Penitenciaria Regional Enio dos Santos Pinheiro de Porto Velho, capital de Rondonia, en la frontera con Bolivia. De las diez víctimas del enfrentamiento en la Penitenciaria Agrícola de Monte Cristo de Boa Vista, la capital de Roraima (fronteriza con Venezuela) varias fueron decapitadas y otras carbonizadas.
Los enfrentamientos del fin de semana son resultado de una guerra entre el Comando Vermelho, una mafia con base en Río de Janeiro, y el Primer Comando de la Capital, asentado en Sao Paulo, por el control de las rutas del tráfico de drogas y armas, dijo el secretario de Seguridad Pública de Roraima, Uziel Castro. De acuerdo con Castro, en otras cárceles de la Amazonía, principalmente en los estados de Pará y Rondonia, se han registrado incidentes similares por la guerra entre las dos bandas.
“Lo que hubo fue reflejo de lo que está ocurriendo en todo el país. La orden de las muertes llegó de Río de Janeiro. Fuimos sorprendidos porque no esperábamos que ese conflicto ocurriera en un día de visita de familiares”, aseguró. Las autoridades brasileñas han iniciado el traslado de presos vinculados con el CV y el PCC para evitar nuevos incidentes, incluidas las prisiones de Roraima, donde unos 90 reclusos aseguraron que temen por su vida, y Rondonia, de donde saldrán al menos 40 internos.La guerra entre esos comandos alcanza a las favelas de Río de Janeiro y salpica al grupo Amigos dos Amigos (ADA), rival del Comando Vermelho y ahora aliado coyuntural del PCC. “Falta saber si esta alianza será solo para el abastecimiento de drogas y armas o si el PCC dará apoyo en las guerras también”, apuntó un miembro de la dirección de la Secretaria de Administración Penitenciaria (Seap) a la revista Veja.
fin a la tregua La ruptura de la tregua que mantuvieron durante dos décadas el PCC y el CV puede tener gravísimas consecuencias para el país en términos de seguridad, en especial en Río de Janeiro, donde tras el final de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, a finales de septiembre, se incrementaron los incidentes violentos.
La pasada semana un enfrentamiento entre miembros de una banda criminal y policías dejó tres muertos en una favela del turístico barrio carioca de Ipanema. El tiroteo coincidió con la dimisión del responsable de Seguridad de Río de Janeiro, José Mariano Beltrame, artífice de los planes de pacificación de las favelas, que ya había adelantado su intención de abandonar el cargo y que hoy fue sucedido por Roberto Sá. Sá se comprometió, durante su toma de posesión, a mantener las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) en las favelas e impulsar las medidas de seguridad, aunque reconoció que la crisis que sufre el estado de Río, que sólo en su área acumula una deuda de 100 millones de reales (unos 35 millones de dólares), obligará a importantes ajustes. Evitar que la guerra entre el Comando Vermelho y el PCC llegue a las calles será una de las prioridades del nuevo titular de Seguridad de Río de Janeiro, donde más de la mitad de las zonas violentas está bajo el control del CV.
El Comando Vermelho (Comando Rojo), que mantiene su bastión en Río de Janeiro, nació en 1969 en la cárcel de Ilha Grande e inicialmente estuvo integrado por reos comunes y presos políticos de izquierda. Domina la mayoría de las favelas de Río de Janeiro enfrentado con Amigos dos Amigos y, según expertos, cuenta con más de 50.000 “combatientes”. El Primeiro Comando da Capital (PCC, Primer Comando Capital) surgió en los años 90 en una cárcel de Sao Paulo. Aunque en sus orígenes se fijó incluso unos estatutos para defender a la población penitenciaria de Brasil, el PCC se ha convertido en la mayor organización criminal del país, con el control de Sao Paulo y de varios estados del norte, y ha extendido sus acciones a los vecinos Bolivia y Paraguay. - Efe