brasilia - La presidenta de Brasil actualmente suspendida, Dilma Rousseff, compareció ayer ante el Senado para defender su inocencia de los cargos que se le imputan en el impeachment, insistiendo en que hay “un golpe de Estado en marcha” que, de perpetrarse, significará “la muerte” de la democracia en el país. “Vengo a mirar en los ojos a sus excelencias y decirles que no cometí el delito de responsabilidad del que se me acusa”, aseguró, reiterando que las acusaciones en su contra “no pasan de pretextos basados en una frágil retórica jurídica”.
“Tengo la conciencia absolutamente tranquila, no he hecho nada en contra de cualquiera de los preceptos de la Constitución que juré cumplir”, recalcó, sosteniendo que todas las actuaciones de su Gobierno han estado guiadas por “el interés social”. Además, Rousseff recordó que el impeachment debe basarse en un crimen de responsabilidad concreto, no en “el conjunto de la obra” de un Gobierno, tal y como pretenderían los senadores, por lo que alertó que la verdadera intención de los promotores del juicio político sería evitar las urnas.
“Sin apenas pretextos tratan de derrumbar un Gobierno legítimo escogido mediante elecciones directas en las que participaron 110 millones de brasileños. El Gobierno de una mujer que ganó dos elecciones presidenciales consecutivas”, subrayó. Para Rousseff se trata de una venganza política de una “élite” que desde su reelección, en 2014, “hizo de todo para impedir la estabilidad del Gobierno bajo la premisa de “cuanto peor, mejor”. - Europa Press