Pyongyang - Durante una cita histórica y con la prensa extranjera como testigo, el líder Kim Jong-un lanzó ayer un mensaje de conciliación a la comunidad internacional al asegurar que Corea del Norte no usará sus armas nucleares si no es atacada previamente. Kim aprovechó además el VII Congreso del Partido de los Trabajadores de Corea (PTC) para presentar un plan económico de cinco años que apuesta por la reforma energética.

El discurso de más de tres horas del joven dictador de 33 años fue pronunciado la víspera, pero los medios norcoreanos lo difundieron ayer en la tercera jornada del cónclave político, que se celebraba por primera vez desde 1980.

La palabras apaciguadoras de Kim pronunciadas en el Casa de la Cultura 25 de abril de la capital norcoreana llegan después de una larga etapa de tensión.

En enero Pyongyang llevó a cabo su cuarta prueba nuclear y un mes después el lanzamiento de un cohete espacial considerado un ensayo de misiles, acciones que llevaron al Consejo de Seguridad de la ONU a adoptar duras sanciones contra el ya de por sí aislado régimen de Kim Jong-un. “Como un estado responsable con armamento nuclear, nuestra república no usará armas atómicas a menos que su soberanía sea invadida por fuerzas agresivas y hostiles con armas nucleares”, aseguró el líder ante los casi 3.500 delegados que participaron en el primer congreso del PTC en 36 años.

No es algo que el régimen no haya dicho antes, pero el tono equilibrado del discurso y el hecho de que haya sido pronunciado con la presencia en el país de más de un centenar de medios internacionales se interpretó como un intento de Corea del Norte de rebajar la tensión y apostar por el dialogo y la normalización de relaciones.

Aunque durante el importante cónclave político Kim ha reafirmado su política de desarrollo de armas nucleares adoptada en 2013, también aseguró en su discurso de más de dos horas que Corea del Norte “cumplirá fielmente con sus obligaciones para la no proliferación y luchará por la desnuclearización global”. El país abandonó el Tratado de No Proliferación nuclear en 2003 y ese mismo año se abrieron las negociaciones a seis bandas para la desnuclearización del país, aunque éstas se rompieron en 2009 echando por tierra los avances logrados.

Desde entonces los estados participantes -las dos Coreas, EEUU, China, Rusia y Japón- han tratado de reanudar este mecanismo de diálogo, pero los intentos han sido en vano al tiempo que Pyongyang ha consolidado el desarrollo de armas atómicas como principal pilar de su política de defensa.

En el VII Congreso del Partido, que marcará la agenda del régimen para un futuro próximo y que está sirviendo a nivel interno para consolidar el liderazgo de Kim Jong-un, el “líder supremo” también aprovechó para presentar un nuevo plan económico de cinco años

Éste busca impulsar el desarrollo de una economía que ha mejorado en los últimos años pero se enfrenta ahora a duras sanciones internacionales.

La estrategia, que se desarrollará desde 2016 a 2020, se basa en la idea de impulsar la producción, aunque para ello Kim Jong-un insistió en que primero el país debe hacer frente al problema de la carestía energética. “Es necesario mejorar la vida de los ciudadanos incrementando la producción en la agricultura y la industria ligera”, explicó el líder, que apostó además por construir más centrales hidroeléctricas y ampliar el uso de las energías renovables.

Aunque no es un plan muy detallado, se trata de la primera vez que el régimen presenta una estrategia económica en la que se especifica un objetivo temporal.

Kim, responsable de la conocida como política byeongjin que consiste en impulsar a la vez el progreso económico y el desarrollo nuclear, asume con este proyecto cierta responsabilidad en materia económica, algo que jamás hizo su padre y predecesor Kim Jong-il.

A pesar de su importancia, la propuesta no hace mención a reformas que pudieran atisbar cierta apertura al sistema de mercado y se ajustaran a la realidad que vive el país y que algunos analistas consideran un “capitalismo camuflado”.

Corea del Sur rechazó ayer la propuesta de Corea del Norte de establecer un diálogo entre ambos, a la que considera una estratagema propagandística carente de sinceridad, y pidió al régimen de Pyongyang que abandone su programa nuclear.

El líder norcoreano Kim Jong-un propuso mantener conversaciones militares entre las dos Coreas en un intento de aliviar la tensión regional. “La proposición del Norte es parte de su campaña de propaganda hecha sin sinceridad, ya que habla de diálogo intercoreano mientras continúa desarrollando arsenal nuclear”, indicó ayer el Ministerio de Unificación de Seúl en un comunicado recogido por la agencia local Yonhap, en el que rechaza la idea.

Corea del Sur instó a Corea del Norte a elegir la senda hacia la desnuclearización si espera traer la paz y el acercamiento a la península coreana.