VIETNAN. La muerte de toneladas de peces y moluscos en el litoral de Vietnam ha reabierto el debate en el país sobre la protección medioambiental y ha avivado las críticas al régimen comunista por su opacidad en la gestión de la crisis.

Según la prensa estatal vietnamita, más de 30 toneladas de peces y 100 toneladas de almejas han aparecido muertas en las costas del centro de Vietnam en las últimas cuatro semanas.

El lugar más afectado es la localidad de Vung Ang, en la provincia de Ha Tinh, próxima al complejo siderúrgico taiwanés Formosa, al que miles de vietnamitas acusan de envenenar el mar con aguas residuales.

La inquina contra la compañía extranjera se multiplicó cuando uno de sus directivos, Chu Xuan Pham, advirtió por la televisión VTC de que "antes de comprar la tierra, la empresa ya advirtió a los pescadores de que cambiaran de trabajo".

"La gente tiene que elegir entre desarrollar un complejo siderúrgico o pescar y vender pescado, pero no se pueden tener las dos cosas", dijo Pham, a quien sus declaraciones le han costado el puesto.

Mientras la indignación iba subiendo en las redes sociales, las autoridades se limitaban a señalar que estaban investigando el asunto y que los niveles de toxicidad de las aguas afectadas entran dentro de los límites legales.

Para tranquilizar a la población, decenas de gobernantes de provincias costeras, se bañaron el pasado fin de semana en algunas de las playas más turísticas y se dieron atracones de marisco delante de las cámaras.

El Ministerio de Medio Ambiente trataba de calmar los ánimos reconociendo la lentitud de la respuesta, mientras el nuevo primer ministro, Nguyen Xuan Phuc, con su Gabinete aún sin ultimar, anunciaba "duros castigos" para los culpables.

Pese a la habitual prudencia de los medios vietnamitas, temerosos de sobrepasar los límites marcados por el férreo régimen de Hanoi, en esta ocasión han ido a la par de la indignación popular y han puesto en entredicho la versión oficial.

Un experimento del canal de televisión VTV mostraba a todo el país cómo dos peces morían en dos minutos tras ser introducidos en un recipiente con agua de la zona.

Las críticas cibernéticas pasaron de los blogs clandestinos a las redes sociales (más de 30 millones de vietnamitas usan Facebook) y de ahí a las calles de las principales ciudades, un hecho inusual en Vietnam, donde las manifestaciones están prohibidas y la población prefiere mantenerse ajena a las polémicas.

Miles de vietnamitas marcharon con pancartas en Hanoi, Ho Chi Minh (antigua Saigón) y otras ciudades del país para censurar el comportamiento de Formosa y exigir al Gobierno una investigación.

La última vez que Vietnam vivió protestas masivas fue en mayo de 2014, cuando miles de personas se echaron a las calles contra la instalación de una plataforma petrolífera china en aguas de soberanía disputada.

En aquella ocasión, las manifestaciones vinieron acompañadas de disturbios violentos contra fábricas de propiedad china y algunas taiwanesas, entre ellas Formosa, donde se produjeron las únicas víctimas mortales al perecer cuatro trabajadores.

Esta vez, las protestas se centran en el conglomerado taiwanés, pero también apuntan al Gobierno, al que se acusa de descuidar la protección medioambiental y de ocultar la responsabilidad de la empresa taiwanesa por intereses económicos.

La crisis se produce en un momento de transición en las instituciones vietnamitas, tras la reciente renovación de los cargos de primer ministro, el presidente de la República y la presidenta de la Asamblea Nacional.

Según el analista del portal Asia Sentinel David Brown, este episodio puede suponer un test para el nuevo Gobierno, vigilado de cerca por el poderoso secretario general del Partido Comunista, Nguyen Phu Trong.

Mientras la investigación sigue su curso con la participación de científicos extranjeros, el régimen ha pasado a la ofensiva con el arresto de dos personas acusadas de incitar a la protesta para causar inestabilidad.

Según el portal Vietnamnet, las autoridades acusan a los dos detenidos de estar a sueldo de organizaciones de disidentes con sede en Estados Unidos.