jerusalén - El que fuera primer ministro de Israel Ehud Olmert se convirtió ayer en el primer exjefe del Gobierno del país que ingresa en prisión, tras ser condenado a 19 meses de privación de libertad por delitos relacionados con la corrupción. Declarado culpable de cohecho y obstrucción a la justicia en el considerado mayor caso de corrupción urbanística del país, Holyland, que se desarrolló bajo su mandato como alcalde de Jerusalén entre 1993 y 2003, Olmert inició ayer el cumplimiento de una condena que ha considerado excesiva.
En un vídeo difundido ayer por su oficina y grabado en la víspera, el político israelí de 70 años, reconoce que “como todo representante público ha cometido errores”, por los que pagará “un alto precio, quizá muy alto”. Añade que entraba en prisión “con gran pesar” personal y para su familia, aunque considera que aceptaba la condena porque “ningún hombre está por encima de la ley”. Con todo, rechaza todas las acusaciones de mala conducta en los casos de corrupción y muestra su confianza en que la ciudadanía israelí sepa analizar el proceso legal en el que se vio involucrado durante los últimos años “de manera equilibrada y crítica”.
El político se desempeñó como jefe del Ejecutivo entre 2006 y 2009, y fue el sucesor político de Ariel Sharon, al que conoció en el conservador Likud para luego seguirle cuando en 2005 fundó la formación de centro Kadima. Los primeros indicios de corrupción contra Olmert estallaron en coincidencia con un relanzamiento de las negociaciones de paz con el presidente palestino, Mahmud Abás, lo que sumado a la ofensiva militar israelí en Gaza Plomo Fundido, a finales de 2008, terminaron por precipitar el fin de ese proceso de diálogo. “Espero que muchos reconozcan que bajo mi mandato como primer ministro se hicieron intentos serios y prometedores para crear una esperanza y un mejor futuro de paz, felicidad y bienestar”, llega a argumentar en la cinta.
dos causas pendientes aún Olmert abandonó por la mañana su residencia en la localidad de Motza, próxima a Jerusalén, para desplazarse a la prisión de Maasiyahu, a las afueras de Tel Aviv, en la que estará rodeado de excepcionales medidas de seguridad y donde ingresó flanqueado por tres escoltas.
Pendiente aún de otros dos procesos, cumplirá por ahora una condena de 19 meses (18 de un caso y uno adicional de otro), y lo hará en una cárcel por la que ya han pasado otros políticos, entre ellos el expresidente Moshé Katsav -condenado por delitos sexuales- y varios ministros. Menos de siete años han transcurrido desde que se viera obligado a dejar la jefatura del Gobierno de Israel en 2009 al destaparse un rosario de casos de corrupción, pero aún es considerado una “persona protegida”, cuyos contactos y entorno deben seguir bajo supervisión.
El recluso cumplirá su pena en una celda en el ala 10 de la cárcel, una zona completamente aislada del resto de la prisión, donde no obstante, tendrá contacto con otros presos. Una vez que haya cumplido el primer tercio de su condena, después de cinco meses y, si mantiene un buen comportamiento, podrá obtener permisos penitenciarios.
Olmert afronta aún otros dos expedientes judiciales, el principal de ellos el llamado caso Talansky, nombre del empresario estadounidense que lo sobornó, por el que ya ha sido declarado culpable y condenado a otros ocho meses. Esa sentencia está aún siendo debatida en el Supremo, que tendrá la última palabra. De acuerdo a lo que diga el Supremo, podría ver ampliada aún más su estancia en prisión.
Comentaristas locales interpretan el vídeo emitido ayer como un intento de lograr ver rebajadas eventuales condenas, si bien destacaron que en ningún momento el “prisionero más ilustre de Israel” ha reconocido su culpabilidad.