ROMA. El Papa ha denunciado en Chiapas (México) la exclusión social que viven los indígenas y ha cargado contra quienes les han expoliado sus tierras, al tiempo que ha remarcado la libertad de los pueblos y su derecho a rechazar el maltrato y la opresión.

"Otros mareados por el poder, el dinero y las leyes de mercado os han despojado de las tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza!", ha exclamado durante la homilía que ha pronunciado en la misa celebrada ante diversos grupos étnicos en un centro deportivo de San Cristóbal de las Casas, en Chiapas. Se trata del estado más pobre y menos católico de México, donde hace poco más de dos décadas hubo un alzamiento en armas por las precarias condiciones de vida de su mayoritaria población indígena.

"En muchas formas y maneras se ha querido silenciar y callar ese anhelo, de muchas maneras han intentado anestesiarnos el alma, de muchas formas han pretendido aletargar y adormecer la vida de nuestros niños y jóvenes con la insinuación de que nada puede cambiar o de que son sueños imposibles", ha asegurado.

Ante miles de personas de diversas etnias, el Papa ha reconocido que las comunidades indígenas han estado incomprendidas y han sido excluidas de la sociedad" y ha reclamado que se haga "examen de conciencia" y se aprenda a "pedir perdón".

"Perdón, hermanos, el mundo de hoy expoliado por la cultura descarte les necesita a ustedes", ha comentado. El Pontífice ha agregado que "la violencia que hay en el corazón humano herido por el pecado" se manifiesta en los "síntomas de enfermedad" que se advierten "en el suelo, el agua y el ambiente". "Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis medioambientales de la historia", ha exclamado.

EN ARMONÍA CON LA NATURALEZA Así, ha llamado a poner fin a las prácticas que degradan el medio ambiente y ha celebrado la relación que tienen los pueblos indígenas con la naturaleza. "Ustedes tienen mucho que enseñarnos, ustedes saben relacionarse de manera armónica con la naturaleza como fuente de alimento, casa común y altar del compartir humano", ha exhortado.

En este sentido, ha advertido de que la naturaleza también sabe "levantar su voz". "Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. Entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que gime y sufre dolores de parto", ha señalado.

Además, el Papá ha asegurado que en la palabra de Dios "hay un anhelo de vivir en libertad, un anhelo que tiene sabor a tierra prometida donde la opresión, el maltrato y la degradación no sean la moneda corriente". "En el corazón del hombre y en la memoria de muchos de nuestros pueblos está inscrito el anhelo de una tierra, de un tiempo donde la desvalorización sea superada por la fraternidad, la injusticia sea vencida por la solidaridad y la violencia sea callada por la paz", ha sentenciado.

Durante la celebración, ha entrado en vigor el decreto que permite formalmente el uso de lenguas indígenas en las ceremonias litúrgicas. Así, parte de las lecturas y los cantos de la misa se han realizado en lenguas chol, tzotzil y tzeltal por los mismos indígenas.

Tras la misa, el Papa tiene previsto almorzar con ocho representantes de éstas etnias en San Cristóbal de la Casas, una pintoresca ciudad colonial en las montañas del sur del país que fue tomada por los zapatistas al inicio de la rebelión de 1994.

Previamente, el Papa ha sido recibido en el aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez, la capital del estado, por autoridades del estado y obispos, mientras decenas de niños indígenas con sus coloridos trajes típicos le han vitoreando. Un líder comunitario le ha entregado un bastón de mando, símbolo de "alta distinción".

Francisco se ha trasladado después en helicóptero a San Cristóbal, donde cerca de 100.000 personas le esperaban en un centro deportivo donde se ha hecho una réplica de la colorida catedral de la ciudad detrás del altar.

En Chiapas, la Iglesia Católica ha perdido más adeptos que en otros lugares de México, según informa Reuters. En dos décadas, hasta el año 2010 el porcentaje de la población que se reconoce como católica bajó diez puntos, hasta un 58 por ciento, muy por debajo de la media nacional de, 83 por ciento. A juicio de expertos del país, esta bajada se debió en parte a que la Iglesia no permitía las misas en lenguas indígenas en un estado donde un amplio porcentaje de las personas no habla español.

Además, en los últimos años corrientes emergentes como bautistas, pentecostales y evangélicos han ganado terreno convirtiendo Chiapas en uno de los que ostentan mayor diversidad religiosa también porque, según los analistas, muchos dejaron de ver a la Iglesia Católica como la más cercana al pueblo.