CONCORD. Por su parte, el magnate inmobiliario Donald Trump se impuso en la todavía concurrida contienda republicana con el 34 % de los votos, por delante del gobernador de Ohio, John Kasich (16 %), quien logró un notable segundo puesto; del senador por Texas Ted Cruz (12 %), y del exgobernador de Florida Jeb Bush (11 %).
Aunque en muchos aspectos se encuentran en sus antípodas ideológicas, Sanders y Trump comparten un elemento fundamental en su discurso: el rechazo al sistema establecido y una manera de hacer política distinta a la tradicional en EE.UU., al margen de los grandes donantes y el aparato de los partidos.
"(Sanders) es el único candidato honesto de todos los que hay. Está tratando de solucionar el problema real de este país, que es sacar el dinero de la política", aseguró a Efe Tony Padman, un voluntario de la campaña del senador socialista que se trasladó desde su residencia de Massachusetts a Concord, capital de Nuevo Hampshire, para celebrar la victoria.
"Hay que echar a las grandes corporaciones de Wall Street de la política. No puede ser que sigan controlando el Congreso", remachó Padman.
Los dos ganadores de la noche de hoy se beneficiaron de un porcentaje de participación superior al de años anteriores, en gran medida propiciado precisamente por sus discursos, alejados del "establishment" político y que atrajeron a ciudadanos que en ocasiones anteriores no acudían a las urnas.
En algunos centros electorales, como en la escuela primaria Parker-Varney de Manchester, fueron necesarias más papeletas porque a las 14.00 hora local (19.00 GMT) ya se habían utilizado los documentos preparados para sus 4.500
votantes, según dijo a Efe Christopher Messier, jefe de la mesa local.
La nota curiosa de la jornada la produjo la victoria de Sanders, quien se convirtió en el primer aspirante judío (de hecho, el primer candidato no cristiano) en ganar en un estado unas elecciones primarias a la Presidencia.
Al margen de los dos ganadores, Nuevo Hampshire era una batalla crucial para muchos precandidatos, especialmente los conservadores moderados, para quienes Iowa, con un electorado republicano en el que los evangelistas tienen mucha fuerza, estaba desde el principio fuera de alcance.
Así lo demuestra que la misma noche electoral en Iowa el exgobernador de Florida Jeb Bush la pasó haciendo campaña en Nuevo Hampshire, donde él y sus aliados de campaña han gastado 36 millones de dólares.
La de Bush fue la candidatura más despilfarradora en este estado, seguida de la del gobernador de Nueva Jersey Chris Christie (18 millones), el senador por Florida Marco Rubio (15) y el gobernador de Ohio, John Kasich (12), todos ellos representantes, en menor o mayor grado, del ala moderada del Partido Republicano.
De todos ellos, Kasich es quien logró mejor resultado en el bautizado como "estado del granito", al quedar segundo, lo que le metió de lleno en la carrera a ser el aspirante del "establishment" en las primarias, un codiciado título en la contienda republicana.
En el bando demócrata, la derrota de Hillary Clinton en Nuevo Hampshire supuso un fuerte golpe moral para la que no hace tanto era vista como la candidata inevitable a la nominación, puesto que este estado es un lugar casi "sagrado" para su familia política.
Es el estado en el que Bill Clinton se convirtió en el "comeback kid" (el niño que se recupera) en las elecciones de 1992, cuando la nominación parecía imposible, y es también donde la ex primera dama dijo haber encontrado "su voz" al vencer al ahora presidente Barack Obama durante las primarias de 2008.
Las de Nuevo Hampshire revolucionaron este martes por completo el panorama de las primarias en EE.UU., que ahora, más abiertas que nunca, se trasladarán a la sureña Carolina del Sur y tendrán su primera parada del oeste en Nevada.