Londres - Un grupo de líderes mundiales reunidos ayer en Londres consiguió recaudar 6.850 millones de libras (unos 8.920 millones de euros) para Siria, con los que aseguran escolarización para un millón de niños y pretenden conseguir oportunidades de empleo para los adultos. “Se ha visto la mayor donación de dinero hecha nunca en un solo día como respuesta a una crisis humanitaria”, dijo el primer ministro británico, David Cameron, calificando a la jornada como “un día de esperanza, de salvar vidas, de futuro en construcción y de dar a las personas la oportunidad de un futuro y una vida”.
En concreto, el gobierno de Cameron anunció la donación de unos 1.900 millones de euros, la canciller alemana, Angela Merkel, hizo lo propio con ayudas valoradas en 2.300 millones de euros; y el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, de unos 1.000 millones de euros, que en su caso irán destinados a alimentos y refugio.
Si bien la conferencia se vio ensombrecida por la suspensión el miércoles de las conversaciones de paz en Ginebra y la continuidad de los intensos combates en territorio sirio, Cameron hizo hincapié en la necesidad de una transición política y pidió a Rusia que utilice su influencia para poner fin a los bombardeos indiscriminados a civiles. El premier subrayó la existencia de “un déficit crítico en la ayuda para salvar las vidas de los sirios”, durante la conferencia celebrada en el Queen Elizabeth Hall, en Londres a pocos metros del Parlamento británico, entre fuertes medidas de seguridad. Además, prometió al pueblo sirio estar con ellos “todo el tiempo que sea necesario para asegurar la paz en Siria”.
Para Cameron, el objetivo de la financiación a largo plazo se centra en garantizar que todos los niños sirios en países de acogida tengan acceso a la educación el próximo año académico. “Dejar a una generación de refugiados fuera de la escuela significa una generación de adultos que no sólo no podrán conseguir trabajo, sino que también serán más vulnerables a la radicalización y el extremismo”, aseveró Cameron.
En una rueda de prensa conjunta al finalizar la cumbre, la canciller alemana pidió al régimen de Al Asad “no crear más miseria y que huyan más personas”. Horas antes, en un artículo en el periódico The Guardian, Cameron había advertido de que a menos que la comunidad internacional haga más para ayudar a los países en la frontera de Siria, cientos de miles de sirios “no tendrán más remedio que poner su vida en manos de malvados traficantes de personas”, con el riesgo de congelarse en los Balcanes o de ahogarse en las aguas del Egeo.
Los esfuerzos también se centraron en convencer a los gobiernos libaneses y jordanos para que den a los sirios acceso legal al mercado de trabajo, pese a que ambos países parecen muy reacios a dar su brazo a torcer. El rey jordano Abdullah recalcó durante su intervención en Londres que su país estaba en “un punto de ebullición”, al tener en la actualidad a 635.000 de los 4,6 millones de sirios que contabiliza la ONU.
A Londres también se desplazó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien recalcó que “la situación no es sostenible”, dejando claro que “sólo el diálogo político va a rescatar al pueblo sirio de su sufrimiento intolerable”. Para el dirigente, a pesar de “la generosidad de algunos donantes, la comunidad internacional no ha podido mantener el ritmo de las necesidades”, señaló.
Otro de los asistentes a la conferencia fue el primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoglu, quien estimó que en la actualidad unos 70.000 sirios que huyen de los bombardeos se han ido hacia la frontera con territorio turco. “Si no invertimos más en los países vecinos tendremos un problema aún mayor del que hay hoy”, dijo la primera ministra de Noruega, Erna Solberg, ensalzando el gran trabajo hecho por Kuwait, “el país que ha dado la mayor cantidad de dinero per cápita”, a la par que aprovechó para pedir colaboración a más países de la región. En total, 60 países estuvieron representados en la conferencia, incluyendo 30 líderes mundiales, así como una coalición de más de 90 grupos de derechos humanos y humanitarios, incluyendo Amnistía Internacional, Oxfam y la Fundación Malala. Todos ellos hicieron una llamada defendiendo un mejor acceso a la educación y el empleo para los refugiados en Siria y los estados vecinos.
La joven Malala Yousafzai, premio Nobel de la Paz, subió al escenario acompañada de un refugiado sirio de 17 años y diciendo estar decepcionada de que lleve tanto tiempo terminar la guerra en Siria e insistió en que no debería ser una excusa para ignorar la difícil situación de los refugiados.
Mientras, desde la organización Kesh Malek, que dirige escuelas y centros comunitarios en la ciudad de Alepo, blanco de los ataques aéreos más intensos, instaron a los gobiernos a hacer más para proteger a los ciudadanos sirios. Para Kesh Malek, el problema radica en que la gente esté pensando “en la gestión del conflicto y no en acabar con él”.