la habana - Más de trescientas mil personas asistieron ayer a la misa presidida por el papa Francisco en la plaza de la Revolución, según confirmaron los organizadores y muchos medios internacionales, en un ambiente de alegría y de emoción.

En su mayoría, se trataba de cubanos católicos venidos de parroquias de todo el país, aunque también había católicos cubanos que viven en Estados Unidos y norteamericanos llegados principalmente de Miami, Filadelfia y San Francisco, entre otros. A ellos, hay que sumar miles de cubanos no católicos que pudieron asistir animados por sus centros de trabajo. De hecho, el gobierno cubano facilitó su presencia poniendo autobuses directos desde sus propios puestos de trabajo.

El papa Francisco antepuso ayer la persona a la ideología en esta misa multitudinaria ante el presidente cubano, Raúl Castro, y donde se escuchó una apelación a la reconciliación cubano-estadounidense. El pontífice invitó a defender a los miembros más frágiles de la sociedad y dijo ante miles de cubanos que lo importante es servir “a las personas” y no a las “ideas”.

Francisco, tercer papa que celebra una misa en este lugar tras sus predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI, lanzó un mensaje que fue más allá de propósitos solo pastorales y llamó a poner por delante de cualquier ideología la protección de los más necesitados. “El servicio no apunta a una actitud de servilismo, por el contrario, pone en el centro de la cuestión al hermano: el servicio siempre mira el rostro del hermano, toca su carne, siente su proximidad y hasta en algunos casos la padece y busca su promoción. Por eso nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a las personas”, continuó el papa en presencia de Castro y próximo al gran icono que se exhibe este lugar: la imagen del líder revolucionario Ernesto Che Guevara sobre la fachada del edificio del Ministerio del Interior.

La referencia destacó precisamente por ser este el lugar en el que se concentran símbolos que en Cuba son los pilares ideológicos básicos del régimen cubano, al pie del monumento al líder independentista José Martí, y que La Habana utiliza frecuentemente como escaparate de su apoyo entre las masas. El pontífice, que recorrió en papamóvil el lugar para saludar de cerca a las miles de personas que le esperaban desde el amanecer, dijo en su homilía que el pueblo cubano tiene “vocación de grandeza” y que debe cuidarla, pero especialmente mediante el servicio a los más frágiles.

el concepto del “servicio” “La importancia de un pueblo, de una nación, la importancia de una persona siempre se basa en cómo sirve la fragilidad de sus hermanos”, continuó el pontífice, que dedicó su alocución a recordar a los cristianos que “todos estamos invitados (...) a hacernos cargo los unos de los otros por amor”. El papa defendió el concepto del “servicio” a los demás pero alertó contra la tentación de querer beneficiar “a los ‘míos’ en nombre de lo ‘nuestro”, porque, dijo, eso puede generar una “dinámica de exclusión”.

Recordó el papa que “el santo pueblo fiel de Dios que camina en Cuba es un pueblo que tiene gusto por la fiesta, por la amistad, por las cosas bellas” y agregó que también “tiene heridas (...) pero que sabe estar con los brazos abiertos”. “Hoy los invito a que cuiden esa vocación, a que cuiden estos dones que Dios les ha regalado, pero especialmente quiero invitarlos a que cuiden y sirvan, de modo especial, la fragilidad de sus hermanos”. “No los descuiden por proyectos que puedan resultar seductores, pero que se desentienden del rostro del que está a su lado”, advirtió. “Servir significa, en gran parte, cuidar la fragilidad. Cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo”, dijo el papa.

el cardenal ortega En el primer acto multitudinario del papa en su viaje a Cuba -donde permanecerá hasta mañana- se volvieron a escuchar referencias al proceso de acercamiento con Estados Unidos, que tanto debe a la mediación del Vaticano. Después de que Francisco alentara a La Habana y Washington a progresar en ese acercamiento ya a su llegada al aeropuerto de la capital cubana, el sábado, ayer fue el cardenal Jaime Ortega quien, al concluir la misa, le agradeció “haber favorecido el proceso de renovación en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, que tanto beneficiará a nuestro pueblo”.

Ortega apeló al “amor y el perdón entre todos nosotros” como “medio válido para una verdadera renovación de nuestra nación cubana” y pidió que la “llamada a la paz” del papa llegue a los pueblos cubano y estadounidense y “muy especialmente a nuestro pueblo cubano que vive aquí y en Estados Unidos”.