WASHINGTON. El presidente estadounidense, Barack Obama, ha ordenado identificar posibles cambios en la política de drones a raíz del incidente revelado este jueves, que se produjo durante una operación contra Al Qaeda en Pakistán en enero y en el que murieron el rehén estadounidense Warren Weinstein y el italiano Giovanni Lo Porto.
Pero para varios legisladores, investigadores y expertos, el suceso subraya la urgencia de aclarar y reforzar las normas de uso de los drones, que han llegado a su apogeo durante la presidencia de Obama y que ejecutan ataques selectivos en virtud de información de inteligencia que en ocasiones ha resultado ser incompleta o errónea.
"En cada una de las operaciones que ha reconocido (el Gobierno este jueves), Estados Unidos literalmente no sabía a quién estaba matando", dijo Jameel Jaffer, experto legal de la organización Unión de Libertades Civiles de EE.UU. (ACLU), en un comunicado.
Para lanzar un ataque aéreo sobre un objetivo, la CIA requiere una "certeza casi completa" de que no se dañará a civiles, y en muchos casos, quienes manejan drones a miles de kilómetros de distancia se basan en una estimación imperfecta, sin saber realmente quién se encuentra dentro del edificio al que disparan.
Se estima que ha habido alrededor de 522 ataques selectivos estadounidenses en Pakistán, Yemen y Somalia desde septiembre de 2011, y que han matado a alrededor de 3.852 personas, de los que 476 eran civiles, es decir, un 12 % del total.
Esas cifras las proporcionó el jueves Micah Zenko, un investigador especializado en el estudio de la política de drones, y son una media de diferentes estimaciones publicadas por la Oficina de Periodismo de Investigación, el proyecto "Long War Journal" y el centro New America Foundation.
Además, según Zenko, ocho ciudadanos estadounidenses han muerto en los ataques con drones de EEUU, y solo uno de ellos era un objetivo al que la inteligencia norteamericana quería atacar: el imán Anwar al Awlaki, asesinado en 2011 en Yemen.
En cuanto a las víctimas civiles no estadounidenses, el Gobierno de EEUU "se niega a proporcionar información" al respecto cuando hay denuncias "creíbles" de grupos de derechos humanos, según escribió Zenko esta semana en la revista Foreign Policy.
La organización británica Reprieve, que ha representado a familiares de víctimas civiles en casos de ataques con drones de EEUU, recordó este jueves que el Gobierno de Obama "no se ha disculpado por su error" en los muchos otros casos de muertes de personas inocentes en ataques selectivos.
"La Casa Blanca está sentando un precedente peligroso: que si eres occidental y te golpea (un dron) por accidente pediremos perdón, pero impondremos un muro de silencio si eres un civil yemení o paquistaní que ha perdido a un ser querido", dijo Alka Pradhan, un abogado de Reprieve, en un comunicado.
Los informes independientes sobre las muertes de cientos de civiles en ataques de drones han dañado la imagen de EEUU en parte del mundo árabe; y el Ministerio de Exteriores de Pakistán alertó el jueves de que la muerte de los rehenes es un nuevo recordatorio del "riesgo y las consecuencias accidentales del uso de esa tecnología".
Según Zenko, que es experto del centro de estudios Council of Foreign Relations, EEUU "tiene una obligación con los civiles asesinados por los drones de lanzar un estudio sobre las políticas de ataques letales selectivos, igual que hizo un comité del Senado sobre el programa de interrogatorios de la CIA" en diciembre pasado.
La senadora demócrata Dianne Feinstein, que encabezó ese estudio sobre la CIA, dijo el jueves que quiere revisar la política de drones para prevenir muertes de civiles, una idea que apoya el republicano Richard Burr, presidente del Comité de Inteligencia.
En cuanto a la revisión ordenada este jueves por Obama, uno de los cambios que podría generar sería la transferencia del control de los ataques con drones de la CIA al Pentágono, según observadores.
Sin embargo, no hay indicaciones claras de que el Pentágono pudiera enmendar algunos de los errores de la CIA, ya que ambos se apoyan en la misma información de inteligencia.
Dentro de Estados Unidos, la polémica sobre los drones solo ha surgido, tímidamente, en las escasas instancias en que la víctima ha sido un civil estadounidense y, según una encuesta publicada en 2014 por el centro de estudios Pew, un 52 % de los ciudadanos del país apoyan el uso de aviones no tripulados contra el terrorismo.
Ese respaldo, unido a la aceptación generalizada de la política en el Congreso de EEUU y el uso creciente de los drones en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Irak y Siria, hacen improbable que Obama ponga freno al que se ha convertido en un pilar clave de su estrategia contra el terrorismo.