Resulta muy interesante conocer cuál es la historia que cada familia tiene en relación con el dinero porque, aunque no seamos conscientes, todos poseemos una. En mi caso, mi padre vivió una salida prematura de astilleros por cuestiones de salud y recibió una indemnización importante. En aquella época, los tipos de interés remuneraban el ahorro con porcentajes de dos dígitos, lo que nos permitió disfrutar de una situación casi privilegiada.

Todo cambió cuando se redujeron los tipos y la remuneración acababa en manos de la inflación. En ese momento, nuestra familia pasó de disponer de una fuente de ingresos importante únicamente con lo que rendía ese capital con los tipos de interés, a ver cómo se reducían considerablemente y teníamos que buscar otras fuentes de ingresos. El mismo patrimonio que podía habernos permitido mantener una situación económica estable, ahora no nos alcanzaba para vivir. ¿Por qué ese cambio de situación si nosotros no habíamos hecho nada? Pues, precisamente por eso, porque no habíamos hecho “nada”

El cuestionamiento posterior me llevó a entender la importancia de factores como la inflación, esa carcoma que actúa sobre el dinero si no se hace nada con él y se mantiene inmovilizado. Y también me llevó a entender los vaivenes de los tipos de interés y cómo pueden afectar al patrimonio. Pero mi curiosidad fue más allá y descubrí que la economía mundial, justo en el periodo del que hablamos, se triplicó. Por lo que, simplemente con una inversión diversificada ligada al crecimiento mundial, la situación de mi familia hubiera sido muy distinta. 

El desconocimiento y la falta de un asesoramiento financiero profesional fue el detonante de una situación que podría haberse evitado con una buena planificación económica de los recursos en función de las necesidades de la familia. Y este cuestionamiento fue el que me llevó al mundo del asesoramiento financiero y a tratar de evitar que otras familias vivieran lo mismo. 

Desde entonces, he dedicado toda mi vida a ayudar a las familias a realizar una planificación adecuada de su ahorro de forma que puedan conseguir sus objetivos financieros en el corto, medio y largo plazo. Y, para ello, siempre me gusta recordar que una buena planificación debe contemplar seis variables imprescindibles: la protección de la fuente de ingresos, la situación de ahorro y endeudamiento, la coherencia de las inversiones, la fiscalidad, la planificación de la jubilación y la gestión de las sucesiones.

Todos tenemos una historia con el dinero y debemos intentar que nos sirva de aprendizaje para buscar un profesional cercano, que nos escuche y entienda nuestra situación particular, para que nos ayude a construir (y a seguir en los momentos de dificultad) el recorrido hacia nuestras metas.