Ciudad del Vaticano - El papa Francisco clamó ayer contra lo que consideró “el primer genocidio del siglo XX”, el del pueblo armenio, un hecho que recomendó “no esconder” porque “negar el mal es como dejar que una herida continúe sangrando sin sanarla”. Sus palabras se produjeron durante el saludo inicial a las autoridades y fieles armenios que acudieron a la basílica vaticana para participar en una misa en la que se conmemoró el centenario del “martirio” de este pueblo por parte de las autoridades otomanas. Estas palabras provocaron la inmediata reacción del Gobierno turco que convocó de urgencia al nuncio vaticano.
Jorge Bergoglio, con semblante serio, se dirigió a la asamblea para rememorar aquel “atroz y descabellado exterminio” que, parafraseando a Juan Pablo II, calificó de “primer genocidio del siglo XX”, seguido por los ejecutados por el nazismo y por el estalinismo. Dijo que recordar a las personas que padecieron aquellos acontecimientos es “necesario e incluso obligatorio” porque “ahí donde no persiste la memoria significa que el mal mantiene aún la herida abierta”. Y defendió que “esconder o negar el mal es como dejar que una herida continúe sangrando sin sanarla”. Tras las tragedias de la centuria pasada, el Papa opinó que “parece que la humanidad no consigue dejar de derramar sangre inocente, como si el entusiasmo surgido tras la Segunda Guerra Mundial estuviera desapareciendo y disolviéndose”. “Parece que la familia humana rechace aprender de sus propios errores causados por la ley del terror. Y así, aún hoy, hay quien trata de eliminar a sus semejantes con la ayuda del silencio cómplice de otros que permanecen como espectadores”, lamentó.
Francisco denunció en múltiples ocasiones la “tercera guerra mundial por partes” que se vive en la actualidad, en un mundo marcado cotidianamente por “la locura de la destrucción” y por toda clase de “crímenes atroces y masacres sanguinarias”. Una suerte de “genocidio” a nivel global que, como ya evidenciara el pasado septiembre en el osario italiano de Redipuglia, “está provocado por la indiferencia general y colectiva, por el silencio cómplice de Caín que exclama ‘¡A mí qué me importa!’”. Tras pronunciar este mensaje, el pontífice procedió a celebrar la misa por el rito armenio, para lo que el templo vaticano se vio inundado por el humo del incienso y por antiguos cánticos de tradición oriental.
Entre los congregados se encontraba el presidente de la República armenia, Serzh Sargsyan, y concelebraron el rito autoridades eclesiásticas del país como el patriarca de Cilicia de los Armenios Católicos, Nerses Bedros XIX, o el Supremo Patriarca Karekin II.
En su homilía, el papa refirió que “ante los trágicos acontecimientos de la historia humana, nos sentimos a veces abatidos” y que solo Dios puede paliar esa sensación. Con sus palabras, Francisco puso este domingo el acento sobre la polémica cuestión del genocidio armenio, iniciado hace un siglo, el 24 de abril de 1915, durante la Primera Guerra Mundial.
Dura respuesta al papa Las palabras de Francisco trajeron consigo la inmediata reacción del gobierno turco. Como primera señal de protesta el Gobierno turco convocó al nuncio vaticano en Ankara. La decisión se tomó tras consultar al ministro de Exteriores, Mevlüt Çavusoglu, que se encuentra de visita oficial en Mongolia, informó el diario Hürriyet en su edición digital. Las palabras de Francisco motivaron un intenso tráfico de llamadas entre Ankara y Mongolia, y finalmente se decidió dar una respuesta diplomática dura. Esta respuesta se dará por escrito, pero convocar al nuncio es el primer paso en una serie de medidas de protesta previstas.
Turquía lamentó las “consecuencias inhumanas” de las “deportaciones” masivas de los armenios durante la Primera Guerra Mundial, pero se niega categóricamente a utilizar el término “genocidio”. La polémica se produce cuando faltan apenas 12 días para la conmemoración internacional del centenario del genocidio, el próximo 24 de abril.
Ese día se prevén actos privados en Turquía por parte de la comunidad armenia de Estambul, mientras que el Gobierno se limitará probablemente a recordar que turcos y armenios combatían juntos en las filas del Imperio otomano en la Primera Guerra Mundial. - Efe