pekín - El Gobierno intensificará en 2015 sus esfuerzos por combatir dos de las principales causas de descontento popular, la corrupción y la contaminación, de cara a mantener la estabilidad social ante la desaceleración del crecimiento económico, que se prevé que continúe este año. “El desarrollo económico chino ha entrado en una nueva normalidad, y nosotros debemos adoptar una nueva actitud”. Así resumía ayer el primer ministro chino, Li Keqiang, la etapa en la que ha entrado China, cuya economía el Gobierno prevé que crezca sobre un 7% este año, que sería el ritmo más bajo de crecimiento del país en un cuarto de siglo. En el imponente Gran Palacio del Pueblo de Pekín, y ante 3.000 legisladores de todos los rincones de China, Keqiang inauguró la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo) con un discurso en el que analizó 2014 y desveló las prioridades de su Ejecutivo para este año. Li Keqiang, estableció las líneas maestras de la política gubernamental del gigante asiático para este ejercicio, que muestran la aceptación por parte de Pekín de que la segunda economía mundial siga ralentizándose.
“El objetivo de crecimiento de aproximadamente el 7 % tiene en consideración lo que es necesario y lo que es posible”, dijo Li en su alocución ante el Legislativo del gigante asiático. Tras un incremento del PIB del 7,4 % el año pasado, que fue el menor dato desde 1990 y que no alcanzó a cumplir lo que las autoridades chinas se habían propuesto (7,5 %), el Gobierno se ha fijado para 2015 objetivos más asequibles.
Junto al del PIB, Li también anunció ayer una meta anual de la inflación de alrededor del 3 %, medio punto por debajo de las de los últimos años -aunque por encima del aumento de los precios del 2 % que se registró al cierre de 2014-. Completan las metas fijadas por Pekín un déficit público del 2,3% del PIB, un aumento del comercio exterior de cerca del 6% y la creación de diez millones de empleos en las ciudades con una tasa de paro en el ámbito urbano por debajo del 4,5% (actualmente en el 4,09 %) y la reducción del uso del carbón en la energía y de las emisiones contaminantes.
El objetivo oficial de cerca del 7 % de crecimiento del PIB es el menor de la última década y remite al del periodo 1999-2004 cuando, recién superada la crisis financiera asiática de finales de siglo, China tomaba el empuje que le iba a llevar a auparse como segunda economía mundial.
Un 2015 “repleto de desafíos” Si en 2014 el ambiente internacional y nacional fue complicado, este no será mucho mejor para China, ya que vendrá, auguró el primer ministro, repleto de “desafíos”. Entre ellos, el ajuste a la bautizada “nueva normalidad” de su economía, pero también otros problemas que generan malestar social como “los alarmantes casos de corrupción” que, según reconoció, se siguen produciendo y la grave contaminación que asfixia a numerosas urbes y que, según Li, “pesa en los corazones del pueblo”.
Tras miles de cargos investigados, procesados o destituidos en la campaña bandera de esta Administración -la lucha contra la corrupción-, el primer ministro reconoció ayer que “todavía hay mucho que mejorar” en la labor política del régimen. “Un número reducido de empleados del Gobierno se comportan irresponsablemente”, aseguró Li, e insistió en que el Gobierno tiene “tolerancia cero” contra la corrupción. “Cualquiera que sea culpable de corrupción será tratado con seriedad”, enfatizó el primer ministro, y detalló que el Gobierno se opone al “formalismo, burocratismo, hedonismo y la extravagancia” por lo que recortarán el gasto en vehículos oficiales y las visitas oficiales al extranjero, entre otras medidas.
El Gran Palacio del Pueblo, ubicado en la famosa plaza de Tiananmen, ayer era ejemplo de la imagen de austeridad que el Gobierno quiere proyectar, decorado con un menor número de motivos florales y otros detalles que antaño realzaban más el evento.
Consciente de la preocupación de la sociedad por la grave contaminación -la polución del aire causó 275.000 muertes prematuras en 2013 en 31 principales urbes, según datos de Greenpeace-, Li prometió duros castigos contra las firmas o individuos que incumplan las nuevas leyes medioambientales. “Debemos asestar duros golpes a los culpables de vertidos y emisiones clandestinas para que paguen un alto precio por ello”, remarcó el primer ministro.
Reducir las emisiones Li anunció que reducirán en un 3,1% las emisiones de dióxido de carbono por unidad de PIB y mejorarán la eficiencia energética del país en un 4,8%. “Debemos trabajar sin dilación para lograr que los cielos permanezcan azules”, destacó el gobernante, en un día en el que Pekín volvió a amanecer tapada por la contaminación.
También hizo referencia a otros problemas que afectan a la calidad de vida de los ciudadanos, como las carencias del sistema sanitario y de los servicios de asistencia social, la falta de agua potable en zonas rurales o los numerosos accidentes laborales por falta de seguridad, lo que aseguró atenderán este 2015.
En su intervención, de casi dos horas de duración, Li no olvidó mencionar la importancia de las minorías étnicas, en un momento de grandes tensiones entre uigures y autoridades, o la relevancia del papel de Hong Kong, la región que desafió al régimen con sus reclamos de democracia el pasado octubre.
Li no se refirió directamente a ningún conflicto interno, aunque dejó entrever alguno en política exterior.
Al mismo tiempo que defendió que China siga con su desarrollo pacífico -nada más anunciar otra subida del gasto militar, del 10,1%-, Li recordó la próxima conmemoración del final de la Segunda Guerra Mundial y la victoria contra Japón, su histórico enemigo.